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TEOLOGÍA SISTEMÁTICA DE CHARLES HODGE (Ed. Rústica)



Obra magna de uno de los teólogos reformados más grandes de Estados Unidos, representativa, por otra parte, de lo mejor de la teología protestante basada en la Palabra de Dios. Es el resultado de cincuenta años de enseñanza en el Princeton Theological Seminary, escrita casi al final de una vida dedicada al estudio, la escritura, la predicación y la formación de estudiantes aspirantes al ministerio cristiano.

Hodge combina la piedad con la erudición, estudiando con sumo esmero las doctrinas básicas de la fe cristiana. El lector seguirá la historia de las doctrinas más centrales desde el siglo primero, su formulación bíblica, y en muchos casos su historia a lo largo de los seis primeros concilios y a través de las grandes Confesiones Reformadas. También advertirá cómo el autor contrasta las doctrinas bíblicas con las tendencias racionalistas y filosóficas que, habiendo hecho un gran impacto en Alemania desde el siglo XVIII, dejaron sentir amargos efectos en el siglo XIX y hasta nuestro siglo, dando una aparente justificación intelectual a la incredulidad y al ateísmo.

Tan sólo la perspectiva escatológica, postmilenialista, que es una de las características históricas de la Teología Reformada, puede ser quizá el punto en que muchos lectores discreparán. Pero nadie debería olvidar que el cristiano está llamado a juzgar todas las cosas, todas las humanas formulaciones, todas las enseñanzas, por medio de la piedra de toque de la Palabra de Dios, y por ella, en oración y dependencia de Dios, formar su propia su visión. Y que en todo caso, el valor intrínseco de esta obra magna en todas las demás ramas de la ciencia teológica, compensa sobradamente cualquier posible desacuerdo escatológico del lector con el gran teólogo de Princeton.
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Tan solo las 150 primeras páginas de la «Parte Introductoria», donde Hodge describe y expone con toda amplitud los diferentes métodos de estudio teológico: especulativo, místico, inductivo, etc. y la historia de la teología protestante con todas sus controversias versus el misticismo, el catolicismo y el racionalismo, constituyen, de por si, una completa y excelente obra de consulta sobre métodos teológicos, a la vez que una magistral clase introductoria a la teología, que todo pastor debería leer sin falta.

Al entrar ya en materia, en el análisis teológico, ordena y estudia los hechos revelados en la Biblia en cuatro departamentos o secciones principales:

I Teología Propia. En ella incluye todo lo que la Biblia enseña acerca del Ser y de los atributos de Dios, la Trinidad, la Divinidad de Cristo, el Espíritu Santo, los decretos divinos, la creación, la Providencia, los milagros y los ángeles.

II Antropología. El origen y naturaleza del hombre, origen del alma y unidad de la raza humana; su estado original; la caída, el pecado y el libre albedrío.

III Soteriología. Propósito y plan de Dios en referencia a la salvación de los hombres; el plan de la salvación, el pacto de la gracia, la persona de Cristo, la obra mediadora de Cristo, Su oficio Profético y Sacerdotal; la Expiación, la Intercesión, la Humillación y la Exaltación de Cristo; la Regeneración, la Fe, la Justificación, la Santificación, la Ley y la Gracia.

IV Escatología. El estado del alma después de la muerte, la Resurrección, la Segunda Venida y las últimas cosas.

Su alto valor, como obra de referencia y consulta, radica en su estructura y en su amplísimo Índice Temas, que indica el número exacto de la página en que se expone y discute cada asunto. Sólo con saber qué tema o que doctrina queremos estudiar, basa con consultar el índice, y siguiendo el esquema doctrinal, en pocos segundos tendremos ante los ojos la mas amplia información sobre el mismo.

Supongamos que queremos conocer lo que dice con respecto al Espíritu Santo. Buscaremos en la I Parte, «Teología Propia», donde nos habla de Dios y veremos que el Capitulo VII esta dedicado por entero al Espíritu Santo: Su Naturaleza, Personalidad, Deidad, Oficio, Obra, etc. Analizando los distintos apartados, podremos encontrar la página exacta donde esta la información puntual respecto al tema que nos interesa..

Hodge combina la erudición con la sencillez. Analiza y expone cada una de las doctrinas con la profundidad científica que un trabajo de esta magnitud requiere y merece. Pero a la vez, lo hace en un lenguaje tan comprensible, que resulta asequible a cualquiera que no haya pasado por un Seminario. Recopila las bases bíblicas, analiza las distintas posturas y controversias sobre el tema habidas a través de la historia y rebate las tendencias racionalistas, filosofistas y modernistas.

El valor de la Teología Sistemática de Hodge no está únicamente en la amplitud y profundidad científica con que disecciona y analiza cada uno de los temas. Tanto o mas valor tiene su enfoque pastoral. La piedad y la pasión con que los trata.

Veamos un breve ejemplo de esta cualidad en la vehemencia con que, al hablar de Soteriología, se enfrenta a las teorías modernistas que rechazan la expiación por la sangre de Cristo:

«...La teoría de que la obra redentora de Cristo en la Cruz fue simplemente didáctica; que fue tan solo ejemplar; que su designio inmediato era producir un cambio subjetivo en el pecador o una impresión moral en las mentes de todas las criaturas inteligentes; esta y otras teorías similares, fallan en dos puntos: (1) No explican la íntima relación personal entre Cristo y el creyente, que se reconoce en todas partes de la Escritura y que es tan preciosa para los cristianos, y (2) no dan lugar a la expiación del pecado, ni a la satisfacción de las demandas de una conciencia culpable, que no puede ser apaciguada por un mero perdón.

A través de todo el N.T. Cristo aparece no solo como un Maestro, ni tan siquiera como el objeto de la adoración y del supremo amor y devoción del hombre, sino también como la fuente inmediata y constante de vida y de todo bien para Su pueblo. Aparece como nuestro Salvador...El nos ha sido hecho sabiduría, justicia, santificación y redención. Su sangre nos purifica de todo pecado. El nos redimió de la maldición de la Ley, hecho or nosotros maldición. El llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero...estas descripciones modernas de la obra de Cristo no son consistentes con ninguna teoría moral o gubernamental de la expiación.

Hay dos himnos que, quizá por encima de todos los demás, son amados por todos los creyentes de lengua inglesa. El primero fue escrito por Charles Wesley, que era Arminiano. El otro lo escribió Toplady, que era Calvinista. !Pero aquí, en este punto, no hay disensión alguna. Ambos concuerdan! Es difícil ver que otro significado pueden dar a estos himnos los que mantienen que Cristo murió simplemente para enseñarnos algo, o para darnos una impresión moral a nosotros o a otros. Si así fuera y así lo creen, ¿cómo pueden cantar con Wesley:

"Jesús, de mi alma amante, déjame a tu seno huir"

¿Y por qué habría de huir el creyente a su seno si Jesús fuese tan solo un maestro o un reformador moral? Y ¿qué significado les tiene decir: "Escóndeme, oh escóndeme mi Salvador" ¿Esconderse de qué? "Toda mi confianza en ti reposa" ¿De que confianza hablan? ¿Para qué quieres confiar en Él, si según las teorías de esos filósofos no es mas que la base de nuestra confianza; si no es por su justicia, sino por la nuestra que debemos ser aceptados delante de Dios? Lo mismo sucede con el hermoso himno de Toplady, "Roca de la Eternidad" cuando dice: "Roca de la Eternidad, fuiste abierta para mi" ¡Para mi!, ¡Personal e individualmente!. Así lo entendía Pablo cuando decía vivir: "por fe en el Hijo de Dios que me amó, y se entregó a si mismo por mi" Y cuando dice: "Anhelando la salud, me refugio Cristo en Ti. De la ira, sálvame; de mis culpas, lávame" ¿Cómo pueden utilizar este lenguaje aquellos que niegan la necesidad de la expiación; que mantienen que la culpa no tiene por que ser lavada; que la importante y todo lo necesario es que seamos moralmente buenos? Nadie puede decir: "Ningún precio traigo a Ti, mas Tu cruz es para mi" si no cree que Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero. Es un hecho histórico que allí donde prevalecen falsas teorías acerca de la expiación, Cristo y su obra son relegados al último término. Oímos mucho desde los púlpitos acerca de Dios como gobernante moral; mucho acerca de la importancia del comportamiento; mucho de lo que Cristo dice, pero poco de lo que Cristo hace. Del deber de huir a El, de recibirle a El, de confiar en El, de renunciar a nuestra propia justicia, para que podamos revestirnos de Su justicia. Se dice muy poco poco de nuestra unión con El, de que El vive en nosotros, y de nuestro deber de vivir por fe en El. Así es como, las nuevas teorías, introducen, sutilmente una nueva religión...»

¿Que cabe añadir a esta emotiva y apasionada exposición? Diríase que es mas propia de un predicador que de un teólogo; de un orador que de un científico. Parece mas ajustada a la personalidad de Spurgeon que a la de Hodge; sacada mas bien de un libro de sermones que de un tratado de teología. Y es que, como decíamos uno de las principales características y valores de la Teología Sistemática de Hodge, es el de juntar en una misma obra ambas cosas. En Hodge, la erudición del teólogo combina con la pasión del predicador. Y esto duplica su utilidad. En su Teología Sistemática lo mismo encuentra un Profesor de Seminario el texto adecuado para la exposición científica y análisis en el aula, que descubre el pastor el material adecuado para la preparar su sermón del domingo.
Información adicional
ISBN 9788418204982
Acabado Plastificado brillo
Autor Hodge, Charles
BISAC REL067110
Encuadernación Rústica
Publicacion 21-01-2022
Idioma es
Páginas 960
Medidas 15.8 x 24