Teología con rostro de niñez: una perspectiva teológica de la infancia
ISBN: 978-84-8267-969-3
Muchos son los que opinan que teología y niñez son dos asuntos que no deberían mezclarse, sobre todo si creemos, como se ha creído por muchos siglos, que la teología es un asunto de adultos, un "tema serio" y por tanto algo que no tiene relación con la algarabía, el juego, la espontaneidad y la alegría que caracteriza a la niñez.
El presente libro propone un enfoque ideológico distinto. Argumenta que los niños y las niñas deben ser considerados "sujetos teológicos" y que la niñez debe ser tenida en cuenta por la teología cristiana, porque representa un enorme desafío social para la misión de la Iglesia. También, porque de parte de las niñas y los niños hay contribuciones insospechadas para el quehacer teológico y para la Iglesia misma.
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En título y subtítulo de este libro resultarán un tanto chocantes en el mundo académico, donde la disciplina teológica ha pasado siglos concentrada en los llamados temas mayores de la dogmática de la fe, sin atender a las problemáticas concretas de los seres humanos. Como ciencia objetiva de la fe, y regida por el instrumental filosófico heredado de los griegos, la teología estuvo siglos reflexionando acerca de Dios y la trascendencia sin mayores alusiones al contexto social o las necesidades materiales del ser humano. No fue hasta la primera mitad del siglo XX que apareció en escena el teólogo alemán Karl Rahner (1924-1984) con algo verdaderamente revolucionario: el llamado giro antropológico en la teología.
El maestro de Friburgo estaba convencido de que la razón de ser de la teología no era sistematizar los conocimientos de la fe para que los hombres y mujeres estuvieran obligados a creerlos. Por el contrario, pensaba que la teología debía estar al servicio de los seres humanos, tratando sus asuntos diarios, respondiendo a sus preocupaciones más sentidas y, así, acercándolos al misterio divino a partir de realidades concretas.
El pensamiento de Rhaner encontró amplio eco entre los pioneros de la teología latinoamericana de la liberación, que le acogieron como uno de sus interlocutores y maestros. Y de ahí se extendió a otros campos, surgiendo nuevas teologías que se proponían superar las abstracciones de la teología neoescolástica respondiendo desde la fe a los problemas emergentes de su contexto histórico: la teología feminista, la teología campesina, la teología afroamericana, la teología indígena, la teología ecológica, la teología del pluralismo religioso…
Pero como bien señala en autor: «en ese amplio temario de rostros no aparece el de la niñez. Y esto a pesar de que cumple con todos los patrones comunes de los demás rostros mencionados: es un colectivo humano, tiene problemáticas sociales específicas y, por su situación de vulnerabilidad, apela a la fe de la Iglesia para que esta responda procurando su atención integral».
Su propuesta es añadir a este temario de teologías surgidas en Latinoamérica al amparo del giro antropológico de Rahner, una «teología de la niñez». Un nuevo enfoque teológico que moviéndose en el horizonte de la razón haga visible la realidad de la niñez y convoque al compromiso con sus causas, acogiendo lo que la niñez tiene para decirle al mundo adulto y a la cultura adultocéntrica. Invita, pues, al lector a descubrir en las páginas de este libro una nueva forma de hacer teología con la niñez y desde la niñez: viendo, juzgando, actuando y jugando. Aunque como el mismo reconoce, por el momento, se trata todavía de una «teología en pañales».
LA OBRA: El autor divide la obra en tres partes: parte teológica, parte bíblica y parte práctica.
En la denominada parte teológica expone y defiende los principios para una teología de la niñez en perspectiva latinoamericana. Partiendo de la concepción clásica de la teología, analiza el giro antropológico habido en Rahner, que ve al ser humano como el hilo conductor del saber teológico. Pasa revista a los nuevos rostros de la teología surgidos del mismo. En consonancia con ellos y en franca crítica al adultocentrismo de nuestra cultura, paradigma que caracteriza el quehacer teológico tradicional y conlleva una relación asimétrica de poder entre los adultos y los niños, propone una nueva teología con rostro de niñez. Su alegato es que la niñez esconde un misterio espiritual que puede servir como criterio hermenéutico del quehacer teológico. Esto significa que a través de la niñez se pueden descubrir nuevos rostros de Dios, nuevas maneras de relacionarnos con Él y nuevos ángulos para interpretar las Escrituras. Por su intermedio se puede llegar a descubrir la grandeza de la pequeñez, la fortaleza de la debilidad y la simplicidad del reino. Según Jesús, son los adultos quienes deberían aspirar a ser como los niños… y no al revés.
En la segunda parte, que el autor denomina: parte bíblica, la obra da un giro radical. Abandona por completo el lenguaje epistemológico que caracteriza la primera parte para entrar de lleno en la praxis. La forman cuatro estudios bíblicos participativos (que denomina “Guía Bíblica”) encaminados al desarrollo de esta teología con rostro de niñez y presentarla públicamente en las iglesias. No pasa por alto un sólo detalle del proceso: desde como preparar en ambiente para la reunión distribuyendo sillas y mesas, como definir los objetivos que se persiguen en el encuentro, y por supuesto, el contenido de cada exposición. Sin olvidar sugerencias de preguntas para incentivar el diálogo participativo que versa sobre los cuatro pilares que sostienen la teología de la niñez:
(1) Tiene como punto de partida el reconocimiento de las necesidades de las niñas: «Dios escuchó al niño llorar» (Génesis 21:8-21).
(2) Se interesa en las niñas y los niños, pero también en todo cuanto ellos simbolizan: «La más pequeña de todas las semillas» (Mateo 13:31-32).
(3) Está relacionada con una manera diferente de ver a Dios, de comprender su naturaleza y de relacionarnos con Él: «El Dios de sonrisa tierna y generosa» (Sofonías 3:16-20).
(4) Ser como niños es una condición para disfrutar el reino de Dios. Es mucho más lo que la niñez puede hacer a favor del mundo adulto (deshumanizado) que lo que los adultos puedan hacer a favor de la niñez: «El niño y la niña que quisiéramos llegar a ser» (Marcos 10:13-16).
La tercera parte de la obra, que el autor etiqueta como parte práctica, va dirigida al pastor o líder, y la forman tres ensayos y un documento final.
En primero de los ensayos: «Niñez, familia y formación teológica» critica el concepto tradicional de que la formación teológica atañe de manera exclusiva a los seminarios, institutos y a otros centros educativos, considerando únicamente teólogo y teóloga es quien ha obtenido un grado académico que lo acredita como profesional en el área. Con ello la teología queda reducida a un mero asunto académico circunscrito a una élite privilegiada. Por el contrario, defiende una dimensión popular de la teología, afirmando que hacer teología es misión de todos los creyentes. Y a su vez una cotidianidad de la teología, aseverando que la formación teológica comienza en el hogar y en la mas tierna infancia. Si la teología es inevitable y si todo educa, entonces, la urgente tarea de formar una nueva generación de cristianos, maduros en su fe, profundos en sus convicciones y fieles a su vocación de servicio en el mundo, es también responsabilidad de los hogares. De lo contrario la teología seguirá siendo asunto de intelectuales de la fe que elucubran pensamientos profundos en una isla del saber, atractiva, pero distante.
El segundo de los ensayos: «Acercamiento pastoral a Lucas 2: 52», que el autor desarrolla conjuntamente con Manfred Grellert, se centra en la infancia de Jesús como modelo. Denuncia que la idea de Jesús como modelo de vida se haya centrado siempre en el Jesús adulto; y demuestra como nuestra espiritualidad evangélica tiene una gran deuda en lo referente a la vida cristiana con el modelo del Jesús niño. En este sentido, evitando la especulación de los Apócrifos, se centra en la exégesis de Lucas 2: 52 como modelo de vida cristiana.
El tercer ensayo es una crítica abierta al libro de Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) «La infancia de Jesús». El autor lamenta su adultocentrismo teológico y considera una gran oportunidad perdida por Ratzinger como teólogo para desarrollar una verdadera teología de la niñez. «La adultez de Ratzinger –dice Harold Segura— pudo más en su enfoque que la infancia de Jesús. No fue capaz de ver al Jesús niño como lugar teológico (locus theologicus) donde descubrir, entre otros, la debilidad de Dios, la grandeza de lo débil y el poder redentor del pequeño de Belén. El interés primordial del libro de Ratzinger son las discusiones hermenéuticas, las cuestiones apologéticas y el resguardo de las tradiciones de la Iglesia». Un defecto que el autor no ve exclusivo de Ratzitger ni de la Iglesia Católica, sino que se extiende a todos los comentaristas y a todos creyentes, católicos o protestantes. Afirma por tanto que estamos «ante un reto que, más que exegético, es espiritual; el reto de superar nuestra adultez y ascender hasta la alta cima de nuestra infancia espiritual».
El documento final, presenta las pautas bíblico-teológicas para el ministerio con la niñez y la juventud elaborado por la Mesa de Biblia y Teología del Movimiento «Juntos con la niñez y la juventud». Su objetivo es proporcionar a las iglesias, instituciones teológicas, organizaciones cristianas y líderes eclesiales en general, un recurso educativo para la reflexión bíblica, teológica y pastoral acerca del ministerio con los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Se desarrolla en cinco partes:
(1) Niñez en situación de riesgo social, niñez vulnerable y vulnerada. (2) Los niños y las niñas en el reino de Dios. (3) Del Dios patriarca al Dios de amor. (4) Iglesias que aprenden a jugar. (5) Desafíos: transformar y ser transformados.
Una obra novedosa, bien escrita, documentada, y sobre un tema poco no nada explorado, por tanto, muy necesaria.
El maestro de Friburgo estaba convencido de que la razón de ser de la teología no era sistematizar los conocimientos de la fe para que los hombres y mujeres estuvieran obligados a creerlos. Por el contrario, pensaba que la teología debía estar al servicio de los seres humanos, tratando sus asuntos diarios, respondiendo a sus preocupaciones más sentidas y, así, acercándolos al misterio divino a partir de realidades concretas.
El pensamiento de Rhaner encontró amplio eco entre los pioneros de la teología latinoamericana de la liberación, que le acogieron como uno de sus interlocutores y maestros. Y de ahí se extendió a otros campos, surgiendo nuevas teologías que se proponían superar las abstracciones de la teología neoescolástica respondiendo desde la fe a los problemas emergentes de su contexto histórico: la teología feminista, la teología campesina, la teología afroamericana, la teología indígena, la teología ecológica, la teología del pluralismo religioso…
Pero como bien señala en autor: «en ese amplio temario de rostros no aparece el de la niñez. Y esto a pesar de que cumple con todos los patrones comunes de los demás rostros mencionados: es un colectivo humano, tiene problemáticas sociales específicas y, por su situación de vulnerabilidad, apela a la fe de la Iglesia para que esta responda procurando su atención integral».
Su propuesta es añadir a este temario de teologías surgidas en Latinoamérica al amparo del giro antropológico de Rahner, una «teología de la niñez». Un nuevo enfoque teológico que moviéndose en el horizonte de la razón haga visible la realidad de la niñez y convoque al compromiso con sus causas, acogiendo lo que la niñez tiene para decirle al mundo adulto y a la cultura adultocéntrica. Invita, pues, al lector a descubrir en las páginas de este libro una nueva forma de hacer teología con la niñez y desde la niñez: viendo, juzgando, actuando y jugando. Aunque como el mismo reconoce, por el momento, se trata todavía de una «teología en pañales».
LA OBRA: El autor divide la obra en tres partes: parte teológica, parte bíblica y parte práctica.
En la denominada parte teológica expone y defiende los principios para una teología de la niñez en perspectiva latinoamericana. Partiendo de la concepción clásica de la teología, analiza el giro antropológico habido en Rahner, que ve al ser humano como el hilo conductor del saber teológico. Pasa revista a los nuevos rostros de la teología surgidos del mismo. En consonancia con ellos y en franca crítica al adultocentrismo de nuestra cultura, paradigma que caracteriza el quehacer teológico tradicional y conlleva una relación asimétrica de poder entre los adultos y los niños, propone una nueva teología con rostro de niñez. Su alegato es que la niñez esconde un misterio espiritual que puede servir como criterio hermenéutico del quehacer teológico. Esto significa que a través de la niñez se pueden descubrir nuevos rostros de Dios, nuevas maneras de relacionarnos con Él y nuevos ángulos para interpretar las Escrituras. Por su intermedio se puede llegar a descubrir la grandeza de la pequeñez, la fortaleza de la debilidad y la simplicidad del reino. Según Jesús, son los adultos quienes deberían aspirar a ser como los niños… y no al revés.
En la segunda parte, que el autor denomina: parte bíblica, la obra da un giro radical. Abandona por completo el lenguaje epistemológico que caracteriza la primera parte para entrar de lleno en la praxis. La forman cuatro estudios bíblicos participativos (que denomina “Guía Bíblica”) encaminados al desarrollo de esta teología con rostro de niñez y presentarla públicamente en las iglesias. No pasa por alto un sólo detalle del proceso: desde como preparar en ambiente para la reunión distribuyendo sillas y mesas, como definir los objetivos que se persiguen en el encuentro, y por supuesto, el contenido de cada exposición. Sin olvidar sugerencias de preguntas para incentivar el diálogo participativo que versa sobre los cuatro pilares que sostienen la teología de la niñez:
(1) Tiene como punto de partida el reconocimiento de las necesidades de las niñas: «Dios escuchó al niño llorar» (Génesis 21:8-21).
(2) Se interesa en las niñas y los niños, pero también en todo cuanto ellos simbolizan: «La más pequeña de todas las semillas» (Mateo 13:31-32).
(3) Está relacionada con una manera diferente de ver a Dios, de comprender su naturaleza y de relacionarnos con Él: «El Dios de sonrisa tierna y generosa» (Sofonías 3:16-20).
(4) Ser como niños es una condición para disfrutar el reino de Dios. Es mucho más lo que la niñez puede hacer a favor del mundo adulto (deshumanizado) que lo que los adultos puedan hacer a favor de la niñez: «El niño y la niña que quisiéramos llegar a ser» (Marcos 10:13-16).
La tercera parte de la obra, que el autor etiqueta como parte práctica, va dirigida al pastor o líder, y la forman tres ensayos y un documento final.
En primero de los ensayos: «Niñez, familia y formación teológica» critica el concepto tradicional de que la formación teológica atañe de manera exclusiva a los seminarios, institutos y a otros centros educativos, considerando únicamente teólogo y teóloga es quien ha obtenido un grado académico que lo acredita como profesional en el área. Con ello la teología queda reducida a un mero asunto académico circunscrito a una élite privilegiada. Por el contrario, defiende una dimensión popular de la teología, afirmando que hacer teología es misión de todos los creyentes. Y a su vez una cotidianidad de la teología, aseverando que la formación teológica comienza en el hogar y en la mas tierna infancia. Si la teología es inevitable y si todo educa, entonces, la urgente tarea de formar una nueva generación de cristianos, maduros en su fe, profundos en sus convicciones y fieles a su vocación de servicio en el mundo, es también responsabilidad de los hogares. De lo contrario la teología seguirá siendo asunto de intelectuales de la fe que elucubran pensamientos profundos en una isla del saber, atractiva, pero distante.
El segundo de los ensayos: «Acercamiento pastoral a Lucas 2: 52», que el autor desarrolla conjuntamente con Manfred Grellert, se centra en la infancia de Jesús como modelo. Denuncia que la idea de Jesús como modelo de vida se haya centrado siempre en el Jesús adulto; y demuestra como nuestra espiritualidad evangélica tiene una gran deuda en lo referente a la vida cristiana con el modelo del Jesús niño. En este sentido, evitando la especulación de los Apócrifos, se centra en la exégesis de Lucas 2: 52 como modelo de vida cristiana.
El tercer ensayo es una crítica abierta al libro de Joseph Ratzinger (Benedicto XVI) «La infancia de Jesús». El autor lamenta su adultocentrismo teológico y considera una gran oportunidad perdida por Ratzinger como teólogo para desarrollar una verdadera teología de la niñez. «La adultez de Ratzinger –dice Harold Segura— pudo más en su enfoque que la infancia de Jesús. No fue capaz de ver al Jesús niño como lugar teológico (locus theologicus) donde descubrir, entre otros, la debilidad de Dios, la grandeza de lo débil y el poder redentor del pequeño de Belén. El interés primordial del libro de Ratzinger son las discusiones hermenéuticas, las cuestiones apologéticas y el resguardo de las tradiciones de la Iglesia». Un defecto que el autor no ve exclusivo de Ratzitger ni de la Iglesia Católica, sino que se extiende a todos los comentaristas y a todos creyentes, católicos o protestantes. Afirma por tanto que estamos «ante un reto que, más que exegético, es espiritual; el reto de superar nuestra adultez y ascender hasta la alta cima de nuestra infancia espiritual».
El documento final, presenta las pautas bíblico-teológicas para el ministerio con la niñez y la juventud elaborado por la Mesa de Biblia y Teología del Movimiento «Juntos con la niñez y la juventud». Su objetivo es proporcionar a las iglesias, instituciones teológicas, organizaciones cristianas y líderes eclesiales en general, un recurso educativo para la reflexión bíblica, teológica y pastoral acerca del ministerio con los niños, niñas, adolescentes y jóvenes. Se desarrolla en cinco partes:
(1) Niñez en situación de riesgo social, niñez vulnerable y vulnerada. (2) Los niños y las niñas en el reino de Dios. (3) Del Dios patriarca al Dios de amor. (4) Iglesias que aprenden a jugar. (5) Desafíos: transformar y ser transformados.
Una obra novedosa, bien escrita, documentada, y sobre un tema poco no nada explorado, por tanto, muy necesaria.
ISBN | 9788482679693 |
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Autor | Segura, Harold |
Encuadernación | Rústica fresada |
Publicacion | 01/10/2015 |
Idioma | es |
Páginas | 160 |
Medidas | 14 x 21 cm |