El pensamiento de Rudolf Bultmann: Dios y la existencia
Rudolf Karl Bultmann (1884-1976) es sin lugar a dudas el teólogo más importante en la última etapa de lo que en argot académico se conoce como “Quest for the historical Jesus”, o más concretamente de la “antigua búsqueda del Jesús histórico (1778-1953)”, un período identificado también por algunos como de “no-quest” (no-búsqueda), precisamente por la postura adoptada por Bultmann de renunciar al Jesús histórico como alguien del pasado, sin importancia, al que no se puede acceder, y centrarse en el Cristo de la fe, que, según él, es lo único que importa. En este sentido, conviene recordar que uno de sus principales antagonistas fue Oscar Cullmann, empeñado en abrir un camino de estudio más positivo de la historia. Cullman fue el teólogo de la “deshelenización”, Bultmann el de la “desmitificación.
Esta etapa de la teología, que finalizó con Bultmann, dio paso a la “nueva búsqueda del Jesús histórico”, precisamente una reacción a su escepticismo, que nace con su discípulo Ernst Käsemann y se proyecta hasta los teólogos protestantes y católicos actuales. Ello hace que Bultmman sea un teólogo muy controvertido. Los liberales lo han colocado siempre en un pedestal; los conservadores lo han identificado con el instrumento más peligroso y destructor utilizado por Satanás para dañar la verdad del evangelio. Con todo, bien sea que nos posicionemos a favor o en contra de sus postulados, lo que nadie puede rebatir es que Bultmann fue un estudioso de la Biblia, maestro y modelo de exegetas, y un teólogo excepcional al que no se puede ignorar.
Tanto por el éxito de su propuesta, como por la cantidad de críticas que ha recibido de parte de protestantes y de católicos conservadores, Bultmann se erige como una figura imprescindible para interpretar no sólo el cristianismo, sino la cultura actual, en un mundo convulso, que corre el riesgo de perder los grandes ideales de humanismo y religión que han venido guiando su historia. Frente al horror nazi de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Bultmann quiso lanzar su propuesta de desmitologización, que no era tanto un intento de superar los mitos posibles del entorno de la Biblia, sino (y sobre todo) los nuevos mitos de su entorno, de manera que todavía hoy (2013) esa propuesta conserva gran parte de su validez.
El pensamiento de Bultmann empalma con Kant y Schleiermacher, y también con el vitalismo de principios del siglo XX, haciéndonos dialogar con Heidegger, para insistir de nuevo en el mensaje central del Nuevo Testamento, descubriendo a Jesús como Palabra. Bultmann, con su deseo de recuperar la revelación bíblica frente al posible ritualismo y a los riesgos de una filosofía muy anclada en temas ontológicos, nos lleva de nuevo a la raíz misma de la Reforma. Su intento era y sigue siendo bueno, incluso necesario, pero debe ser matizado desde las nuevas propuestas y preguntas que plantea nuestro tiempo.
Este es el propósito del presente libro. Recoge y expone el pensamiento básico de Bultmann, pero también su influjo en la teología cristiana en los últimos cuarenta años, con una referencia final al desarrollo de la teología en lengua castellana. Está escrito desde una perspectiva católica, como es de esperar del autor, pero exquisitamente respetuoso por la opción confesional de Bultmann (protestante luterana), convirtiéndose con ello en un ejercicio de ecumenismo activo. Escrito con erudición académica y destinado al mundo académico, todos aquellos involucrados o interesados en el pensamiento teológico se deleitarán en sus páginas, ya sea como material de consulta o simplemente como lectura de reflexión.
Antes de entrar en un análisis más detallado de la obra, conviene destacar que el autor es probablemente la persona más adecuada y cualificada en el mundo de habla hispana para escribirla. En ella recoge cuarenta años de investigación sobre el tema, que comenzó con su tesis doctoral en filosofía (sobre Bultmann y Cullmann) y continuó con varios trabajos dedicados a su vida y obra; además de haber editado y prologado la edición española de las dos obras fundamentales de Bultmann: Teología del Nuevo Testamento (1981) e Historia de la Tradición Sinóptica (2000).En el prólogo nos explica sus razones y propósitos para el presente libro. A partir de la Primera Guerra Mundial (1914-1918) –nos dice– Bultmann sintió la necesidad de superar el optimismo cultural neokantiano de un ideal de progreso, divinizado por gran parte de los pensadores de su tiempo, y por eso se unió a la escuela de renovación teológico-social más importante del protestantismo en el siglo XX: La Teología Dialéctica, influida básicamente por Karl Barth (1886-1968), hasta llegar a los nuevos retos de la teología de la liberación. En Bultmann convergen dos siglos de riquísimo pensamiento (arriesgado, pero fértil) con los que debemos dialogar, y que el autor recorre estructurándolos en cuatro capítulos:
Punto de partida. Kant, Schleiermacher y Herrmann. Un capítulo introductorio, dedicado a los antecedentes y al contexto teológico de Bultmann. Aclara el autor que comienza su análisis con Kant (1724-1804), en lugar de hacerlo con Hegel (1770-1831), no sólo por su sobriedad expositiva, sino por el carácter radical de sus planteamientos, que ayudan a recuperar el carácter práctico del cristianismo. Desde ese fondo se adentra en la inspiración de Schleiermacher que ha sido “padre” de gran parte del pensamiento protestante de finales del siglo XIX y principios del XX. A su lado, como el mejor representante de la teología y del protestantismo cultural y liberal, sitúa a Wilhelm Herrmann (1846-1922), pues una parte de la teología actual sigue situándose allí donde él la dejó, hace más de cien años. Entre los tres, forjaron a Bultmann.
Bultmann, teólogo liberal: Religión y exégesis científica. Muchos trabajos actuales sobre Bultmann se centran en su obra exegética madura, de estudio positivo de la Biblia, o en su programa de hermenéutica existencial. No obstante –afirma el autor– se hace imposible entender las obras clave de Bultmann a no ser que las veamos al trasluz de sus primeras opciones culturales, sociales y eclesiales, en el seno de la “teología liberal”, entre el 1908 y 1922. Los teólogos más “progresistas” de ese tiempo corrían el riesgo de diluir el cristianismo en un tipo de progresismo cultural, de tipo idealista, ciego a la tragedia de la vida. Pero la tragedia de la Guerra Mundial (1914-1918) despertó la conciencia cristiana de algunos teólogos como Bultmann, que no renegaron de su etapa “liberal”, pero optaron por superarla.
Teólogo dialéctico y existencial: Desmitologización. El período “dialéctico” (1922-1928) marca la gran transformación, casi “conversión” de Bultmann, que acepta básicamente el programa teológico de Karl Barth y la exigencia de volver a la raíz “divina” del cristianismo, recuperando la paradoja de Jesús y la transcendencia de Dios, centrada en la Cruz. A partir de aquí Bultmann pasa a ser un teólogo cristiano, en el sentido estricto de ese término, manteniendo, en contra de muchos de sus críticos, la identidad del evangelio. Es precisamente desde ese fondo, y con la intención de acentuar con más fuerza la identidad del cristianismo, que valiéndose de algunas intuiciones de su amigo Martin Heidegger (1889-1976) propone y desarrolla de forma consecuente un programa de “desmitologización”, es decir, de interpretación existencial del Nuevo Testamento, marcando así gran parte de la teología de mediados del siglo XX, fuertemente influida por el existencialismo.
Visión sistemática: Teología del Nuevo Testamento. En el capítulo final expone la obra madura de Bultmann, su teología unitaria del Nuevo Testamento, centrada en la experiencia de Jesús, desde una perspectiva pascual. Se le acusó de caer en un gnosticismo existencial, alejado de la historia. Pero él se defendió afirmando que el evangelio sólo se puede acoger y entender en un contexto de fuerte decisión personal, en línea de gratuidad y de apertura a los “pecadores”, o como solía decir, los distintos. Sea como fuere, su obra ha quedado abierta, no truncada, de manera que debe expandirse y completarse, asumiendo quizá elementos más vinculados al despliegue y sentido de la historia, partiendo quizá de la nueva exigencia de liberación histórica que late en el pensamiento cristiano de comienzos del siglo XXI .
Los cuatro capítulos (que se completan con una extensa bibliografía y una relación exhaustiva de las obras de Bultmann) se implican y entrelazan mutuamente, partiendo del primero, de carácter más histórico, hasta el último que quiere abrirse a los problemas y tareas de la actualidad. De ese modo sitúa a Bultmann en el centro del proyecto cultural y teológico más importante del siglo XX, en diálogo constante con otros pensadores, no sólo teólogos, sino también filósofos. En ese sentido esta obra puede interpretarse como una visión de conjunto o panorama de la teología cristiana del siglo XX.
Por ello creemos que es una importante adición a la colección “El Pensamiento de…” puesto que las demás obras que la componen, dedicadas al pensamiento de Kieerkegard y Lewis; pero de manera especial las dedicadas a Dietrich Bonhoeffer y a Óscar Cullmann, (esta última escrita también por Xabier Pikaza) serán de gran ayuda para el lector en este sentido.
ISBN | 9788482678726 |
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Autor | Pikaza Ibarrondo, Xabier |
Encuadernación | Rústica |
Publicacion | 2014 |
Idioma | es |
Páginas | 368 |
Medidas | 13.97 x 21.27 |