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Cristianismo y posmodernidad: la rebelión de los santos.


¿Por qué abandonan los jóvenes las iglesias? ¿Hay manera evitarlo? ¿Qué podemos hacer?

Estas tres preguntas son la pesadilla del liderazgo cristiano del siglo xxi. Y darles una respuesta coherente no es sencillo. Tan sólo unos pocos que disfrutando aún del privilegio de la juventud lo comparten con el don del liderazgo pueden atreverse a abordarlas propiamente. Y entre ellos está el argentino Lucas Magnin, que comparte su carrera como cantautor de éxito con sus dones como escritor y líder cristiano.

«Durante mucho tiempo –nos dice– tuvimos la convicción de estar diciendo y pensando una misma cosa. Creímos que eso era la unidad de la fe. Creímos que podíamos acorralar las divergencias con una profunda devoción o con ciertas fórmulas. Pero ya no podemos hacerlo. Debemos enfrentarnos a la conciencia de saber que todo entendimiento es frágil y todo reduccionismo es peligroso. La vida en un mismo espíritu se manifiesta hoy como algo mucho más complejo que un canto unánime. Cada época necesita entenderse como parte del tiempo, insertarse en el fluir de la historia. Cada discípulo se ha visto convocado por la tarea de mantener vivo el legado de Cristo, de encontrar las palabras fugaces que hagan justicia a un mensaje eterno. Los ensayos de este libro son un producto híbrido, nacido del encuentro liberador entre teología y arte, sociología, literatura, filosofía y psicología, historia de la cultura y de las ideas, epistemología y otras yerbas. Todo mezclado en la maquina imperfecta de mi mente».

El lector hallará en las páginas de este libro los elementos necesarios para hilvanar posibles respuestas.

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Partiendo de una pregunta inevitable: ¿Qué nos está pasando?, el autor va pasando revista, una a una, a la problemática de las nuevas y los diversos elementos de rechazo inherentes en nuestras iglesias y reflexiona:

«Nos toca presenciar de cerca la debacle de instituciones, ideas, personalidades y proyectos. Los grandes relatos que dieron coherencia y sentido al mundo por siglos se están cayendo a pedazos. La posmodernidad vino para desestabilizar buena parte de las soluciones que funcionaron para nuestros antecesores; hoy sus respuestas ya no resultan tan útiles para entender el mundo que nos rodea. Lo que aprendimos sobre Jesús y su Buena Noticia para la humanidad tiene que enfrentarse a diario con la globalización, la deconstrucción, el relativismo cultural, la omnipresencia de Internet y las nuevas tecnologías, el neoliberalismo, la desconfianza generalizada en las instituciones, las teorías poscoloniales y de género, la diversidad de los modelos de familia y Estado, etc.


Podemos ignorar estas realidades, claro está; podemos negar la validez de estos procesos históricos y considerar que toda esta tendencia de la sociedad es nada más que una moda pecaminosa y de mal gusto, fomentada por el ateísmo, la comunidad LGBT o el nuevo orden mundial. Podemos hacer como que no vemos, podemos ignorar los escombros que nos rodean y convencernos de que se puede seguir siendo aquel pequeño pueblo muy feliz. Esto es casi como decir: el cristianismo es incompatible con nuestra era.

Podemos también pasarnos a la vereda opuesta y claudicar ante la presión: aceptar sin filtros ni críticas el paradigma actual, incluso si eso significa aguar el Evangelio, robarle algunas de sus verdades fundamentales y ponerlas al servicio del espíritu de la época. Sin embargo, esa es justamente la critica que hacemos a nuestros antepasados: que la iglesia aceptó acríticamente las filosofías y modas de su entorno y, cuando el barco empezó a hundirse, la iglesia se hundió también en el naufragio.

Una tercera opción es lidiar con el polvo de las ruinas y enfrentar con coraje y humildad el panorama desolador. Esto implica un doble compromiso: con Cristo, quien es Señor de la historia, y con la historia misma, en la que Cristo decidió encarnarse. Es animarse a perseguir la voz de Jesús por terrenos desconocidos y repensar nuestras creencias y explicaciones, arremangarse las ideas, buscar la pala y la carretilla, pedir perdón, aceptar perdón, reconstruir. Es animarse también a darle entidad a las preguntas de nuestros contemporáneos, a considerar que Jesús no va a nacer entre nosotros si no le permitimos dialogar, como Él hizo en su tiempo, con nuestra realidad inmediata».

Podemos tirar la toalla o podemos reaccionar, analizar qué hemos hecho mal, qué podemos y debemos cambiar, y mostrarnos capaces de plantear un testimonio cristiano coherente en la época de la relatividad, presentando a Cristo como el último refugio de la fe.



Información adicional
ISBN 9788482677019
Acabado Plastificado brillo
Autor Magnin, Lucas
BISAC REL012110
Encuadernación Rústica fresada
Publicacion 2019
Idioma es
Páginas 208
Medidas 15.2 x 22.8