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Postmodernidad (Edición Flet)



El concepto de «época moderna» —desarrollado por el filósofo Hegel—, ha servido para etiquetar el pensamiento y estilo de vida de la sociedad occidental desde finales de la Edad Media hasta nuestros días. Pero hace ya algunos años que este período muestra serios síntomas de declive. La sociedad moderna está cambiando rápidamente para dejar paso a la postmodernidad, una nueva filosofía de vida que propone, –como alternativa al fracaso del estado del bienestar–, una estetización de la vida, la eliminación de toda norma, el relativismo de las conductas y el politeísmo de los valores.

¿Cuál ha de ser la actitud del cristianismo y de las iglesias ante este cambio trascendental?

En los últimos años hemos sido testigos de grandes cambios sociales y culturales en Occidente, cambios originados por la búsqueda contínua del hombre de un fundamento. Ayer había esperanza en la razón, la fe y la ciencia. Hoy existe el desaliento, la muerte de las ideas y los valores, el surgimiento de la verdad relativa y el individualismo. Esta nueva manera de pensar que difiere de las ideas y los valores, el surgimiento de la verdad relativa y el individualismo. Esta nueva manera de pensar que difiere de las ideas tradicionales y estilos de vida que llamábamos ayer modernidad, hoy se denomina postmodernidad. Tanto ayer como hoy, el evangelio es la respuesta a esa búsqueda del hombre.

Como cristianos, estamos llamados a conocer y ser sensibles a esa necesidad del hombre para saber cómo darle una respuesta y esperanza. Postmodernidad del Dr. Cruz analiza esta nueva filosofía de vida y, además, plantea al cristianismo las pautas a seguir para alcanzar a ese hombre necesitado de hoy con el poder del Evangelio.

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El mandamiento divino de llevar el Evangelio a todo el mundo requiere el diálogo entre la fe cristiana y la cultura de cada época. Para poder comunicar hoy adecuadamente el mensaje de Jesucristo es necesario comprender las evoluciones periódicas que experimenta nuestra sociedad y reflexionar sobre sus últimas manifestaciones. Hay que saber cómo piensan los hombres y mujeres a los que se dirige la Buena Nueva. Este es el sentido del presente trabajo. Un intento de plantear el complejo asunto de la postmodernidad desde la perspectiva evangélica.

Durante el siglo XX, y especialmente en sus postrimerías, se han venido produciendo importantes cambios sociales y culturales en el seno de los países desarrollados de Occidente. Desde puntos de vista bien distintos en este ámbito cultural ha surgido una nueva forma de pensar, y de entender el mundo, que difiere de lo que hasta ahora se llamaba el espíritu de la modernidad. A esta nueva cultura se la ha denominado “postmodernidad” debido a su abierta oposición a la época que la generó. Entendemos que analizar estas nuevas ideas debe constituir un reto para todo cristiano que asuma la responsabilidad de seguir presentando el Evangelio a nuestro privilegiado primer mundo. No debiera olvidarse, por otro lado, que Occidente es hoy como una pequeña isla lujosa rodeada por un inmenso océano de pobreza y miseria donde malviven criaturas que no pueden estar de vuelta porque ni siquiera han podido hacer el viaje de ida. Como explicaba el expresidente de Uruguay, Julio M. Sanguinetti: “...en países como los nuestros, donde la ciencia, la razón y la fe en el progreso aparecen desmentidas todos los días por el atraso industrial o la pobreza, estamos por construir aún el edificio de la modernidad..., mientras estamos luchando por superar viejos feudalismos para construir la modernidad, por otro lado se vive el cuestionamiento de ésta en nombre de esa individualidad exaltada que está a la moda”. Es injusto y paradójico que el mundo occidental hable de postmodernidad y de decadencia de los valores modernos cuando los países del Tercer Mundo no han alcanzado todavía la modernidad. El peor de los pecados del mundo hedonista postmoderno es la insolidaridad con el resto de la humanidad. Los creyentes del primer mundo no debemos olvidar que cuando hablamos de postmodernos nos estamos refiriendo a personas con un determinado nivel económico que viven en países muy concretos de la llamada sociedad del bienestar.

Por lo tanto ¿qué interés puede tener este tema para algunos de nuestros hermanos latinoamericanos o de otros ámbitos alejados del mundo postmoderno? Pues el de recibir el testimonio sincero y la inquietud de creyentes que viven en lugares a los que ha llegado la postmodernidad y que, a pesar de ello, desean seguir obedeciendo el mandamiento de la gran comisión dado por Jesucristo; el de conocer cómo está influyendo en la sociedad y en la Iglesia la anhelada cultura del bienestar; y, sobretodo, el de participar activamente intercediendo ante Dios por este mundo materialmente rico, pero moral y espiritualmente pobre.

El primer capítulo introduce brevemente el tema definiendo las posturas enfrentadas y señalando a sus principales defensores. La cultura moderna caracterizada por las grandes dosis de fe de los humanos que la forjaron es analizada posteriormente con mayor detenimiento. La pérdida de todo tipo de fe, defendida por el pensamiento postmoderno, provoca la muerte de los ideales, así como la profunda crisis en que ha entrado la ética, la razón y la idea de historia. Estos apartados se explican después y se continúa con una comparación entre los principales valores de cada manera de ver el mundo. El capítulo quinto constata que el sentimiento religioso, contra todo lo que pudiera pensarse, no está ausente del mundo postmoderno y pretende pasar revista a las formas religiosas más significativas de la actualidad, así como a los comportamientos que se detectan dentro del cristianismo. Por último, se concluye aportando sugerencias que pudieran favorecer la presentanción del Evangelio en esta cultura postmoderna y postcristiana.

Algunos autores cristianos se han referido al peligro que supone la actual increencia y la crisis de valores para el futuro del Evangelio. Incluso se llega a temer por la continuidad del mismo frente al desarrollo del materialismo y del individualismo postmodernos. Si bien es verdad que existe hoy una notable dificultad para que los principios bíblicos arraiguen en el corazón del ser humano, no debiéramos caer en el alarmismo, ni mucho menos, en una actitud derrotista. Son muchos los libros que se vienen publicando anualmente sobre este tema. La mayoría de ellos reconoce que en el pasado la arrogancia del ser humano rechazó lo divino y colocó toda su confianza únicamente en los esfuerzos del hombre. Hoy, estamos asistiendo al desplazamiento de lo humano y da la sensación de que la humanidad se siente impotente para prever o controlar su futuro. Tal incertidumbre abre la caja de Pandora de las especulaciones pero, al mismo tiempo, inaugura una época de esperanza para el Evangelio. Muchos pensadores reconocen hoy que el cristianismo, después de todo, no es una solución tan mala. No hay por qué abrigar temores. La Palabra de Dios seguirá brillando en el mundo y llevando criaturas a los pies de Jesucristo. Esa es nuestra confianza.
Información adicional
ISBN 9788482673493
Autor Cruz Suárez, Antonio
Encuadernación Rústica fresada
Publicacion 2005
Idioma es
Páginas 320
Medidas 13.5 x 21 cm