Warren, Max Alexander Cunningham
Nació Dun Laoghaire, Irlanda. Hijo de misioneros, pasó su infancia en la India. Cursó sus estudios en Cambridge: historia en Jesus College y teología en Ridley Hall
Miembro de la Iglesia Anglicana fue Secretario general de la Sociedad Misionera de la Iglesia (CMS), durante veinte años, desde 1942 a 1963, en los que ejerció una gran influencia en la Iglesia en generaly en el movimiento ecuménico en particular.
Fue el indiscutible líder del movimiento evangélico británico y su más cabal exponente de la obra misionera. Gracias a su influencia e impulso en 1942 se formó la Comunidad Evangélica de Literatura Teológica (EFTL), en la cual se hallaba T.C. Hammond (v.). El propósito de la Comunidad era “producir libros y ensayos que representaran la contribución evangélica al debate contemporáneo”, en un tiempo que los evangélicos dependían demasiado de los escritos del pasado, sin referencias al mundo académico y cultural del presente. Para él ser evangélico significaba esencialmente la conversión espiritual y vida sustentada por el Espíritu Santo, a nivel individual, y la prioridad de la evangelización, a nivel comunitario. Como anglicano promovía un ideal de iglesia comprensiva, no exclusivista, donde cada partido y escuela doctrinal y teológica encontraran su lugar en armonía con el resto, sin tener que dividir entre liberales y evangélicos.
Para él la evangelización mundial era la tarea más importante y suprema de la Iglesia, que había de llevarse a cabo con plena conciencia y madurez teológica. Creía que la superficialidad y el emocionalismo en la obra misionera sólo podían dar lugar a grupos y sectas pseudocristianas marginales. En ningún momento el espíritu misionero debía divorciarse de la teología misionera.
Participó activamente en el Concilio Misionero Internacional celebrado en Whitby (Canadá, 1947) y en el de Willingen (Alemania, 1952).
Miembro de la Iglesia Anglicana fue Secretario general de la Sociedad Misionera de la Iglesia (CMS), durante veinte años, desde 1942 a 1963, en los que ejerció una gran influencia en la Iglesia en generaly en el movimiento ecuménico en particular.
Fue el indiscutible líder del movimiento evangélico británico y su más cabal exponente de la obra misionera. Gracias a su influencia e impulso en 1942 se formó la Comunidad Evangélica de Literatura Teológica (EFTL), en la cual se hallaba T.C. Hammond (v.). El propósito de la Comunidad era “producir libros y ensayos que representaran la contribución evangélica al debate contemporáneo”, en un tiempo que los evangélicos dependían demasiado de los escritos del pasado, sin referencias al mundo académico y cultural del presente. Para él ser evangélico significaba esencialmente la conversión espiritual y vida sustentada por el Espíritu Santo, a nivel individual, y la prioridad de la evangelización, a nivel comunitario. Como anglicano promovía un ideal de iglesia comprensiva, no exclusivista, donde cada partido y escuela doctrinal y teológica encontraran su lugar en armonía con el resto, sin tener que dividir entre liberales y evangélicos.
Para él la evangelización mundial era la tarea más importante y suprema de la Iglesia, que había de llevarse a cabo con plena conciencia y madurez teológica. Creía que la superficialidad y el emocionalismo en la obra misionera sólo podían dar lugar a grupos y sectas pseudocristianas marginales. En ningún momento el espíritu misionero debía divorciarse de la teología misionera.
Participó activamente en el Concilio Misionero Internacional celebrado en Whitby (Canadá, 1947) y en el de Willingen (Alemania, 1952).