Walker, Williston
Historiador estadounidense y pastor congregacionalista. Estudió en Amherst (1883) y en el Seminario Teológico Hartford (1886). Se doctoró en la Universidad de Leipzig (Alemania, 1888).
Durante un año fue profesor del Bryn Mawr College, así como en Seminario Teológico Hartford (1889-91), hasta que fue nombre profesor de historia eclesiástica en la Universidad de Yale, cargo que ocupó desde 1901 hasta el día de su muerte.
Ecuménico convencido y de espíritu tolerante trabajó para la unidad de las iglesias y las denominaciones protestantes, de modo que los esfuerzos misioneros pudieran ser más eficaces y propios de una fe única en un único Cristo como Señor y Salvador.
Produjo estudios muy importantes en el campo de la historia del congregacionalismo en Estados Unidos. A diferencia de Philip Schaff y otros historiadores contemporáneos, enfatizó el método empírico-histórico, teniendo en cuenta los factores sociales y políticos, en contraste a la interpretación de corte espiritual. Para él el estudio histórico era una ciencia, por más que reconociera los elementos sobrenaturales en el desarrollo del cristianismo.
“La larga historia de la Iglesia cristiana es un panorama de luces y sombras, de logros y fracasos, de conquistas y divisiones. Ha mostrado la maravilloso transformación de las vidas humanas por la vida divina; y también ha mostrado las pasiones y debilidades a que está expuesta la naturaleza humana. Su tarea, en todas las épocas, ha parecido casi imposible. Y nunca ha sido mayor que en la actualidad, cuando se ve confrontada por una interpretación materialista de la vida, y cuando los fuegos de la guerra han transformado toda la estructura de la civilización europea y americana. Sin embargo, ningún cristiano puede pasar revista a lo que la Iglesia ha hecho, sin tener confianza en su futuro. Sus cambios pueden ser muchos, sus luchas grandes. Pero la buena mano de Dios que la ha guiado hasta aquí la conducirá a una mayor utilidad en el avance del reino del Señor, y hacia el cumplimiento de su predicción: cuando fuere levantado, a todos atraeré a mí mismo” (Historia, p. 589).
Durante un año fue profesor del Bryn Mawr College, así como en Seminario Teológico Hartford (1889-91), hasta que fue nombre profesor de historia eclesiástica en la Universidad de Yale, cargo que ocupó desde 1901 hasta el día de su muerte.
Ecuménico convencido y de espíritu tolerante trabajó para la unidad de las iglesias y las denominaciones protestantes, de modo que los esfuerzos misioneros pudieran ser más eficaces y propios de una fe única en un único Cristo como Señor y Salvador.
Produjo estudios muy importantes en el campo de la historia del congregacionalismo en Estados Unidos. A diferencia de Philip Schaff y otros historiadores contemporáneos, enfatizó el método empírico-histórico, teniendo en cuenta los factores sociales y políticos, en contraste a la interpretación de corte espiritual. Para él el estudio histórico era una ciencia, por más que reconociera los elementos sobrenaturales en el desarrollo del cristianismo.
“La larga historia de la Iglesia cristiana es un panorama de luces y sombras, de logros y fracasos, de conquistas y divisiones. Ha mostrado la maravilloso transformación de las vidas humanas por la vida divina; y también ha mostrado las pasiones y debilidades a que está expuesta la naturaleza humana. Su tarea, en todas las épocas, ha parecido casi imposible. Y nunca ha sido mayor que en la actualidad, cuando se ve confrontada por una interpretación materialista de la vida, y cuando los fuegos de la guerra han transformado toda la estructura de la civilización europea y americana. Sin embargo, ningún cristiano puede pasar revista a lo que la Iglesia ha hecho, sin tener confianza en su futuro. Sus cambios pueden ser muchos, sus luchas grandes. Pero la buena mano de Dios que la ha guiado hasta aquí la conducirá a una mayor utilidad en el avance del reino del Señor, y hacia el cumplimiento de su predicción: cuando fuere levantado, a todos atraeré a mí mismo” (Historia, p. 589).