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Tutu, Desmond Mpilo

Tutu, Desmond Mpilo
Nació el 7 de octubre de 1931 en Klerksdorp (Transvaal, Suráfrica), a unos 100 kilómetros al oeste de Johanesburgo. Su padre era director de una pequeña escuela primaria de la misión metodista. En 1943 la familia se traslada a Munisieville, en Krugersdorp.

Cuando tenía 14 años cayó bastante enfermo de tuberculosis y durante un año y medio permaneció hospitalizado. Fue allí que la fe cristiana se reafirmó en su vida. La familia Tutu habían sido miembros de la Iglesia Metodista Episcopal, hasta que en 1943 todos se hicieron miembros de la Iglesia Anglicana.

Debido a su experiencia con la enfermedad estudió para médico en la Facultad de Medicina de Witwatersrand, que después cambió por la carrera de magisterio en el Bantu Normal College de Pretoria. Se doctoró en la Universidad de Sudáfrica (1955). Ese mismo año, el 2 de julio, contrajo mtarimonio con Leah Nomalizo Shenxane.

Fue profesor en Munsieville High School. Entonces decidió dedicarse al ministerio cristiano. Ingresó en el Seminario Teológico San Pedro de Rosettenville (1958), regentado por la anglo-católica Comunidad de la Resurrección, que le marcó profundamente. En 1960 fue ordenado diácono de la Iglesia Anglicana en la catedral de Johannesburgo. Su ordenación pastoral tuvo lugar un año después, en 1961. En septiembre de 1962 va a Londres para estudiar teología en el King’s College. En 1967 regresa a Suráfrica como profesor en la Universidad San Pedro de Alice (El Cabo). En 1970 es profesor en la Universidad Nacional de Lesoto.

En 1975 fue nombrado deán de la catedral de Johanesburgo, el primer hombre negro de la historia de la Iglesia Anglicana de Sudáfrica en ocupar cargo de tan alta distinción. Un año después, en julio de 1976, fue consagrado Obispo de Leshoto. Durante este tiempo comenzó a identificarse más seriamente con el pensamiento africano. La “teología africana” no es sino un intento de relacionar la cultura y espiritualidad de Africa a la fe cristiana, que no debe confundirse con la “teología negra”, o sea, la teología de la protesta política. En 1978 fue invitado y elegido Secretario General del Consejo de las Iglesias Surafricanas (SACC). En representación del mismo, el 7 d agosto de 1980 visitó por vez primera al Presidente P.W. Botha. Este le dijo que la Iglesia y el Estado son dos instituciones diferentes y separadas, y que la primera no debe inmiscuirse políticamente en la segunda. Tutu replicó que no tenía ningún interés político, pero que el Evangelio cristiano le obligaba a oponerse a la segregación racial o apartheid. Fue una reunión histórica. Nunca antes un líder negro había hablado con un Primer Ministro blanco.

Constantemente recuerda a su audiencia que si está a favor de la liberación negra es porque también está por la liberación blanca, y ésta nunca llegará mientras los negros no sean libres. “Dios está del lado de la justicia —dijo en 1978—, de la paz, de la reconciliación, de la sonrisa y del gozo; de compartir y de la compasión, de la bondad y la misericordia”. En 1979 visitó Estados Unidos junto a su esposa Leah. Dinamarca un año después. Entonces su pasaporte le fue retirado por las autoridades surafricanas por su denuncia pública de la política segregacionista gubernamental, en todo momento favoreciendo y promoviendo la no-violencia. Muchos le compararon al líder bautista Martin Luther King (v.). En 1980 asistió a la sexta Asamblea del Concilio Mundial de Iglesias en Vancouver (Canadá). En 1984 recibió Premio Nobel de la Paz. “Demos gloria Dios”, fueron sus primeras palabras cantando un himno en la lengua sotho de su pueblo.

En 1986 fue elegido azobispo de la Ciudad del Cabo, sede primada de la Iglesia anglicana en Suráfrica, Lesoto, Mozambique, Namibia, Suazilandia, St. Helena y Tristan da Cunha. Hubo muchas protestas; de no haber sido por su posición contra el apartheid “es seguro que nadie se hubiera molestado. La toma de posesión como arzobispo fue un acontecimiento de enorme resonancia. Había reunidos blancos y negros en la gran catedral San Jorge de Ciudad del Cabo y a todos por igual llamó a la unidad fraterna. Hombre profundamente religioso confiesa que “si no dedico a la oración un tiempo razonable todas las mañanas, luego me siento mal físicamente. Es peor que si me olvido de cepillarme los dientes.”

Su amor y dedicación a las relaciones de Sudáfrica con el resto del continente le llevó a la presidencia de la Conferencia de Iglesias de Toda-Africa (All-Africa Conference of Churches, ACC) en 1987.

En 1988 su arrestado por la policía al manifestarse en la Ciudad del Cabo junto a los líderes de las principales religiones de Suráfrica, en protesta por la dura política del apartheid: “Habrá todavía muchos más detenidos —dijo—, más desaparecidos, más deportados y muertos. Sí, la lucha será dura. ¡Pero seremos libres! Nada nos detendrá en el camino de la libertad: ni las balas de la policía, ni los perros, no los gases lacrimógenos, ni la cárcel, ni la muerte. No, nada nos detendrá. Dios está con nosotros”.

Con motivo de su visita a España en julio de 1991 puntualizó que la Palabra de Dios, la Biblia, es el mejor, el más eficaz y el más radical de todos los medios para implantar los derechos humanos, allí donde éstos se niegan por razones de sexo, color o cultura.

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