Tillich, Paul
Teólogo protestante, hijo de un pastor luterano, nació en Starzeddel (Alemania), se educó en las universidades de Berlín, Tubinga, Halle y Breslau. Se doctoró en filosofía con una tesis sobre Schelling. En 1929, como profesor de filosofía en la Universidad de Francfort, se vio envuelto en el movimiento religioso-socialista. Su oposición a Hitler y al nacional-socialismo le valió la expulsión de su cátedra universitaria en 1933. Invitado por su amigo Reinhold Niebuhr marchó a Estados Unidos, donde enseñó en el Union Theological Seminary de Nueva York y en las universidades Columbia (1935-55), Harvard (1955-62) y Chicago (1962-65).
Las fuentes y bases filosóficas de la teología filosófica de Tillich pueden remontarse hasta el platonismo, el misticismo medieval, el idealismo alemán y el existencialismo. Su metodología teológica es el “método de correlación”, atrevido intento, desde el protestantismo, de integrar la filosofía y la teología en un sistema complementario.
Pero Tillich no se vio a sí mismo como un pensador original y revolucionario. Nunca pretendió “inventar” la teología, ni estar diciendo siempre algo “nuevo”. Sus críticos, muchos y variados, han dicho de todo. Tillich no hubiera encontrado dificultades para responderles como es debido. Personalmente Tillich no estaba en contra de las críticas, “las acepto de buen grado —escribe— como una estimable contribución al ininterrumpido debate que debe darse entre los teólogos y en el interior de cada teólogo consigo mismo. Pero no puedo aceptar como valiosa la crítica de quienes se limiten a insinuar que he abandonado la substancia del mensaje cristiano porque he utilizado una terminología que conscientemente se aparta del lenguaje bíblico o eclesiástico. Por mi parte, sin tal divergencia de lenguaje, no hubiese creído que valía la pena desarrollar un sistema teológico para el mundo de nuestros días”.
Su pensamiento y su trabajo suscita las contradicciones del protestantismo desde los días de la Reforma, que son preciso afrontar desde nuestra visión general de la historia del pensamiento cristiano, de la teología y de la filosofía contemporáneas. Tillich fue el primer teólogo protestante que se tomó en serio la importancia de la filosofía para la teología y la necesidad que ésta tenía de relacionarse con la cultura general. Sus planteamientos y sus soluciones son ineludibles para comprender la situación actual de la cuestión.
Fue el intento sistemático de diálogo entre teología y filosofía, donde los diferentes ámbitos de la cultura se ponen en relación con la dimensión religiosa del ser humano. El método utilizado es el de la correlación entre las preguntas existenciales y las respuestas teológicas. La teología, dice, debe prestar atención a dos polos: la verdad del mensaje y la situación cultural del destinatario de dicho mensaje.
Las fuentes y bases filosóficas de la teología filosófica de Tillich pueden remontarse hasta el platonismo, el misticismo medieval, el idealismo alemán y el existencialismo. Su metodología teológica es el “método de correlación”, atrevido intento, desde el protestantismo, de integrar la filosofía y la teología en un sistema complementario.
Pero Tillich no se vio a sí mismo como un pensador original y revolucionario. Nunca pretendió “inventar” la teología, ni estar diciendo siempre algo “nuevo”. Sus críticos, muchos y variados, han dicho de todo. Tillich no hubiera encontrado dificultades para responderles como es debido. Personalmente Tillich no estaba en contra de las críticas, “las acepto de buen grado —escribe— como una estimable contribución al ininterrumpido debate que debe darse entre los teólogos y en el interior de cada teólogo consigo mismo. Pero no puedo aceptar como valiosa la crítica de quienes se limiten a insinuar que he abandonado la substancia del mensaje cristiano porque he utilizado una terminología que conscientemente se aparta del lenguaje bíblico o eclesiástico. Por mi parte, sin tal divergencia de lenguaje, no hubiese creído que valía la pena desarrollar un sistema teológico para el mundo de nuestros días”.
Su pensamiento y su trabajo suscita las contradicciones del protestantismo desde los días de la Reforma, que son preciso afrontar desde nuestra visión general de la historia del pensamiento cristiano, de la teología y de la filosofía contemporáneas. Tillich fue el primer teólogo protestante que se tomó en serio la importancia de la filosofía para la teología y la necesidad que ésta tenía de relacionarse con la cultura general. Sus planteamientos y sus soluciones son ineludibles para comprender la situación actual de la cuestión.
Fue el intento sistemático de diálogo entre teología y filosofía, donde los diferentes ámbitos de la cultura se ponen en relación con la dimensión religiosa del ser humano. El método utilizado es el de la correlación entre las preguntas existenciales y las respuestas teológicas. La teología, dice, debe prestar atención a dos polos: la verdad del mensaje y la situación cultural del destinatario de dicho mensaje.