Tertuliano
Escritor y apologista cristiano, cuya obra, escrita en latín, destaca por su vigor, suave sarcasmo, expresión epigramática y espíritu aguerrido. Nació en Cartago alrededor del 155 o, según otros, 160. Su nombre completo era Quinto Séptimo Florente Tertulliano, de padres paganos. Tras estudiar derecho, ejerció en Roma, donde, entre el 190 y el 195, se convirtió al cristianismo, cansado de la vida licenciosa de la urbe.
Vuelto a Cartago, se entregó apasionadamente a la defensa de la fe cristiana. Desilusionado más tarde con la que él estimaba laxitud de Roma en perdonar a los reincidentes, rompió con la Iglesia de Roma y se adhirió fervorosamente al montanismo. Hacia el 207 llegó a ser el más destacado líder de este movimiento cristiano que fomentó las profecías y practicó una rigurosa forma de ascetismo, cuyos miembros, en conflicto cada vez más abierto con las autoridades de la Iglesia, fueron a la postre declarados herejes.
Tertuliano fue un profundo conocedor de las literaturas griega y latina, tanto en su orientación pagana como cristiana, y es el primer escritor en latín que formula conceptos teológicos como la naturaleza de la Trinidad. Sin tener modelos en los que basarse, desarrolló una terminología derivada de varias fuentes, sobre todo las griegas y del vocabulario de los juristas romanos. La impronta legalista de este lenguaje teológico, por primera vez acuñado en Occidente, nunca se ha borrado. Gran parte de su terminología se hizo clásica en los posteriores debates de la Iglesia occidental. Fue él quien inventó el vocablo Trinidad, con referencia al misterio de las tres Personas de la deidad con una substancia común. Igualmente, fue él el primero en exponer claramente el misterio de la encarnación del Verbo como la unión de sus dos naturalezas en una sola persona. Al hablar del origen del alma humana, defendió el traducianismo, que, por vía agustiniana, llegó a la teología luterana y, con alguna modificación, tiene adeptos entre teólogos de otras escuelas.
Tertuliano es especialmente famoso por sus frases ingeniosas y llenas de colorido; p.ej.: "La sangre de los mártires es semilla de cristianos", "Somos de ayer y hemos llenado el orbe y todo lo vuestro,os hemos dejado solitarios los templos.", "Nosotros, los pececillos, siguiendo a nuestro Pez Jesucristo, nacemos en el agua", "Peca la carne, limpia la carne, reina como Dios la carne de Dios".
De su variada producción, destacan sus obras Contra Marción (207 / 208) y Contra Práxeas (213 / 218), pero, sobre todo, su Apologético (197), dirigido a los magistrados romanos para defender a los cristianos contra los crímenes de que eran acusados y para exigir para ellos el mismo trato legal que se otorgaba a los demás ciudadanos del imperio.
De sus tratados doctrinales destinados a refutar la herejía, el más importante es De los derechos de los herejes, donde argumentaba que sólo la Iglesia tiene autoridad para declarar lo que es y lo que no es cristianismo ortodoxo. En otras obras se manifiesta en contra de las segundas nupcias, exhorta a los cristianos a no asistir a los espectáculos públicos y aboga por la sencillez del vestido y los ayunos estrictos. Como todos los montanistas, sostuvo que los cristianos deberían aceptar la persecución sin huir de ella.
Los historiadores cristianos valoran mucho algunos de sus escritos, en especial Del bautismo y Sobre la oración, por la luz que arrojan acerca de las prácticas religiosas de la época.
Vuelto a Cartago, se entregó apasionadamente a la defensa de la fe cristiana. Desilusionado más tarde con la que él estimaba laxitud de Roma en perdonar a los reincidentes, rompió con la Iglesia de Roma y se adhirió fervorosamente al montanismo. Hacia el 207 llegó a ser el más destacado líder de este movimiento cristiano que fomentó las profecías y practicó una rigurosa forma de ascetismo, cuyos miembros, en conflicto cada vez más abierto con las autoridades de la Iglesia, fueron a la postre declarados herejes.
Tertuliano fue un profundo conocedor de las literaturas griega y latina, tanto en su orientación pagana como cristiana, y es el primer escritor en latín que formula conceptos teológicos como la naturaleza de la Trinidad. Sin tener modelos en los que basarse, desarrolló una terminología derivada de varias fuentes, sobre todo las griegas y del vocabulario de los juristas romanos. La impronta legalista de este lenguaje teológico, por primera vez acuñado en Occidente, nunca se ha borrado. Gran parte de su terminología se hizo clásica en los posteriores debates de la Iglesia occidental. Fue él quien inventó el vocablo Trinidad, con referencia al misterio de las tres Personas de la deidad con una substancia común. Igualmente, fue él el primero en exponer claramente el misterio de la encarnación del Verbo como la unión de sus dos naturalezas en una sola persona. Al hablar del origen del alma humana, defendió el traducianismo, que, por vía agustiniana, llegó a la teología luterana y, con alguna modificación, tiene adeptos entre teólogos de otras escuelas.
Tertuliano es especialmente famoso por sus frases ingeniosas y llenas de colorido; p.ej.: "La sangre de los mártires es semilla de cristianos", "Somos de ayer y hemos llenado el orbe y todo lo vuestro,os hemos dejado solitarios los templos.", "Nosotros, los pececillos, siguiendo a nuestro Pez Jesucristo, nacemos en el agua", "Peca la carne, limpia la carne, reina como Dios la carne de Dios".
De su variada producción, destacan sus obras Contra Marción (207 / 208) y Contra Práxeas (213 / 218), pero, sobre todo, su Apologético (197), dirigido a los magistrados romanos para defender a los cristianos contra los crímenes de que eran acusados y para exigir para ellos el mismo trato legal que se otorgaba a los demás ciudadanos del imperio.
De sus tratados doctrinales destinados a refutar la herejía, el más importante es De los derechos de los herejes, donde argumentaba que sólo la Iglesia tiene autoridad para declarar lo que es y lo que no es cristianismo ortodoxo. En otras obras se manifiesta en contra de las segundas nupcias, exhorta a los cristianos a no asistir a los espectáculos públicos y aboga por la sencillez del vestido y los ayunos estrictos. Como todos los montanistas, sostuvo que los cristianos deberían aceptar la persecución sin huir de ella.
Los historiadores cristianos valoran mucho algunos de sus escritos, en especial Del bautismo y Sobre la oración, por la luz que arrojan acerca de las prácticas religiosas de la época.
OTROS LIBROS DEL AUTOR
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