Stob, Henry
Nacido el 24 de junio en Chicago (Illinois, EE.UU.). Estudia en el Calvin College de Gran Rapids (Michigan, A.B., 1932); Calvin Theological Seminary (B.D., 1935); y Hartford Theological Seminary (Th.M., 1936). En 1938 se doctora en filosofía por la Universidad de Gotinga (Alemania), con una tesis sobre la sociología de la religión de Max Weber. Durante su estancia en Europa estudio en la Universidad Libre de Amsterdam (Holanda), con Volenhoven y Dooyweerd (v.).
Miembro de la Iglesia Cristiana Reformada su extensa vida académica ha transcurrido entre el Calvin College (1939-52) y el Calvin Theological Seminary (1952-82), como profesor de filosofía y de teología moral y filosófica, respectivamente.
“Henry Stob no llegó por accidente a su destino como maestro, filósofo y mentor cristiano. El se elevó a tal altura por sabida premeditación, por una providencia de gracia y por trabajo diligente. Su premeditación se manifiesta en su decisión de 1925, a la edad de diecisiete años, de abandonar” su ocupación laboral para entregarse al estudio de la filosofía como cristiano, bajo la dirección de William Harry Jellema, así como de los profesores Clarence Bouma y Louis Berkhof (v.).
Se trata de un erudito reformado, que conoce bien el pensamiento medieval, aprecia el luteranismo y sostiene un profundo y amplio campo del mundo clásico antiguo. Como A. Kuyper (v.), enseña que Cristo es Señor en todas las esferas de la vida.
“Su obra sobre ética es un modo de pensamiento basado en la Biblia de lo más brillante. Ella define los temas fundamentales de la ética en una manera clara y precisa, los razona con una destreza retórica extraordinaria, los ilumina profundamente a la luz de la Palabra de Dios y los expone con fina elegancia” (Lewis B. Smedes).
Miembro de la Iglesia Cristiana Reformada su extensa vida académica ha transcurrido entre el Calvin College (1939-52) y el Calvin Theological Seminary (1952-82), como profesor de filosofía y de teología moral y filosófica, respectivamente.
“Henry Stob no llegó por accidente a su destino como maestro, filósofo y mentor cristiano. El se elevó a tal altura por sabida premeditación, por una providencia de gracia y por trabajo diligente. Su premeditación se manifiesta en su decisión de 1925, a la edad de diecisiete años, de abandonar” su ocupación laboral para entregarse al estudio de la filosofía como cristiano, bajo la dirección de William Harry Jellema, así como de los profesores Clarence Bouma y Louis Berkhof (v.).
Se trata de un erudito reformado, que conoce bien el pensamiento medieval, aprecia el luteranismo y sostiene un profundo y amplio campo del mundo clásico antiguo. Como A. Kuyper (v.), enseña que Cristo es Señor en todas las esferas de la vida.
“Su obra sobre ética es un modo de pensamiento basado en la Biblia de lo más brillante. Ella define los temas fundamentales de la ética en una manera clara y precisa, los razona con una destreza retórica extraordinaria, los ilumina profundamente a la luz de la Palabra de Dios y los expone con fina elegancia” (Lewis B. Smedes).