Stewart, James Alexander
Nació el 12 de febrero en Glasgow (Esocia). Convertido en la infancia mediante la predicación del evangelista Tom Rae, a la edad de 14 años. Pronto comenzó su actividad como misionero cristiano lleno de celo, llegando a ser conocido como el “niño predicador”. Desde el principio dejó que su vida estuviera sometida por completo al control del Espíritu Santo. Trabajó para la Misión al Aire Libre, con un carreta llena de textos bíblicos. A veces predicaba unas cuarenta veces a la semana. Del pastor y predicador W.P. Nicholson aprendió la importancia del avivamiento como una obra soberana de Dios, que tanta importancia iba a cobrar en su propio ministerio.
Guiado por su fe y seguro de la dirección divina marchó a Riga, en la entonces República de Latvia, sin hacérselo conocer a nadie. Allí experimentó una asombrosa obra de salvación y avivamiento en la Iglesia Bautista de Riga, cuyo pastor sería después deportado y muerto en Siberia, cuando los comunistas rusos tomaron el poder.
En 1935 fue a Polonia, donde las iglesias se quedaban pequeñas para recibir al gran número de congregantes que acudía a sus predicaciones, por lo que tuvo que hacer uso de salas de cine en su lugar. Entre 1936 y 1946 estuvo en Checoslovaquia, donde, de nuevo, un avivamiento seguía a otro. “Una iglesia avivada no es sólo una iglesia que ora y que testifica, sino también una iglesia que trabaja”, dijo con motivo de enviar una ayuda los infortunados que habían sido deportados por los nazis. De esos años uno lo pasó en Hungría (1937-38), predicando principalmente entre las iglesias reformadas. En la capital, Budapest, conoció a la que iba a ser su esposa, Ruth, misionera americana de la Convención Bautista del Sur.
En Bucarest (Rumania) predicó cada noche a largas audiencias, eentre ellas se encontraba Richard Wurmbrand (v.).
En 1940 hizo su primer viaje a Estados Unidos. Predicó en muchos seminarios, institutos bíblicos e iglesias respecto a la obra de Dios en las misiones. Así es como surgió la idea de la Cruzada Evangelística Europea (1943), de la que iba a nacer la European Missionary Fellowship de Welwyn (Inglaterra), con Omry Jenkis como su primer director. Después de la II Guerra Mundial volvió a visitar los países del Este, ahora del bloque comunista, y por tanto con muchas menos oportunidades para repetir sus primeras campañas de evangelización y aviviamiento.
Visitó Suecia, Noruega, Escandinavia, según creía que el Espíritu le guiaba. También estuvo en Grecia, España, Francia, Austria y muchos otros países. El 11 de julio de 1975 descansó de sus trabajos, habiendo sido llamado a la gloria.
La Universidad Bob Jones le confirió un doctor honoris causa en Teología. Ciertamente es uno de los evangelistas más sorprendentes de la historia moderna, predicador infatigable y a la vez un gran lector de los clásicos de la espiritualidad y teología evangélicas y escritor de breves pero dinámicas biografías de hombres de la talla de William Chalmers Burns, Robert Murray McCheyne (v.) y Charles H. Spurgeon (v.). Se opuso a las técnicas modernas de evangelismo de “estrellato” a lo Hollywood.
Su obra sobre el Espíritu Santo es una gran contribución al estudio de la pneumatología, lúcido, evangélico y práctico, en la línea de Torrey (v.), Moody (v.) y la enseñanza de Keswick (v.). Como después dirá J. Sidlow Baxter (v.), “no es tanto tener más del Espíritu, sino que el Espíritu tenga más de nosotros”.Biog.: James Stewart, Missionary, Ruth Stewart. Gospel Projetcs, Asheville 1977.
Guiado por su fe y seguro de la dirección divina marchó a Riga, en la entonces República de Latvia, sin hacérselo conocer a nadie. Allí experimentó una asombrosa obra de salvación y avivamiento en la Iglesia Bautista de Riga, cuyo pastor sería después deportado y muerto en Siberia, cuando los comunistas rusos tomaron el poder.
En 1935 fue a Polonia, donde las iglesias se quedaban pequeñas para recibir al gran número de congregantes que acudía a sus predicaciones, por lo que tuvo que hacer uso de salas de cine en su lugar. Entre 1936 y 1946 estuvo en Checoslovaquia, donde, de nuevo, un avivamiento seguía a otro. “Una iglesia avivada no es sólo una iglesia que ora y que testifica, sino también una iglesia que trabaja”, dijo con motivo de enviar una ayuda los infortunados que habían sido deportados por los nazis. De esos años uno lo pasó en Hungría (1937-38), predicando principalmente entre las iglesias reformadas. En la capital, Budapest, conoció a la que iba a ser su esposa, Ruth, misionera americana de la Convención Bautista del Sur.
En Bucarest (Rumania) predicó cada noche a largas audiencias, eentre ellas se encontraba Richard Wurmbrand (v.).
En 1940 hizo su primer viaje a Estados Unidos. Predicó en muchos seminarios, institutos bíblicos e iglesias respecto a la obra de Dios en las misiones. Así es como surgió la idea de la Cruzada Evangelística Europea (1943), de la que iba a nacer la European Missionary Fellowship de Welwyn (Inglaterra), con Omry Jenkis como su primer director. Después de la II Guerra Mundial volvió a visitar los países del Este, ahora del bloque comunista, y por tanto con muchas menos oportunidades para repetir sus primeras campañas de evangelización y aviviamiento.
Visitó Suecia, Noruega, Escandinavia, según creía que el Espíritu le guiaba. También estuvo en Grecia, España, Francia, Austria y muchos otros países. El 11 de julio de 1975 descansó de sus trabajos, habiendo sido llamado a la gloria.
La Universidad Bob Jones le confirió un doctor honoris causa en Teología. Ciertamente es uno de los evangelistas más sorprendentes de la historia moderna, predicador infatigable y a la vez un gran lector de los clásicos de la espiritualidad y teología evangélicas y escritor de breves pero dinámicas biografías de hombres de la talla de William Chalmers Burns, Robert Murray McCheyne (v.) y Charles H. Spurgeon (v.). Se opuso a las técnicas modernas de evangelismo de “estrellato” a lo Hollywood.
Su obra sobre el Espíritu Santo es una gran contribución al estudio de la pneumatología, lúcido, evangélico y práctico, en la línea de Torrey (v.), Moody (v.) y la enseñanza de Keswick (v.). Como después dirá J. Sidlow Baxter (v.), “no es tanto tener más del Espíritu, sino que el Espíritu tenga más de nosotros”.Biog.: James Stewart, Missionary, Ruth Stewart. Gospel Projetcs, Asheville 1977.