Sala Y Villaret, Pedro
Nacido en Vic (Barcelona) España. Por deseo familiar, ingresa en el seminario local, donde cursa brillantemente su carrera eclesiástica y es ordenado sacerdote.
En 1860 abandonó Vic por Barcelona, donde se licencia en Derecho y Filosofía y Letras. Con otros sacerdotes, funda un pequeño círculo eclesiástico liberal, estrechamente vigilado por la jerarquía eclesial. Colabora a menudo con el diario republicano El Diluvio, bajo el seudónimo de Abelardo, por miedo a que sus ideas liberales le trajeran represalias.
Publica su primera obra en 1868, la más conocida: Materia, Forma y Fuerza. Diseño de una Filosofía, firmada con el seudónimo de Melchor Salvany, cuya edición es secuestrada por la jerarquía católica. Durante unos años fue profesor del Instituto de Manresa, hasta la caída de la I República.
Se traslada a Madrid, en 1874 donde cuelga los hábitos sacerdotales y se dedica al periodismo, escribiendo y traduciendo del inglés para La Iberia, periódico liberal de P. Mateo Sagasta. Colabora con la Revista de España, donde publica artículos dedicados al problema religioso, candente en la España de la época: «La restauración escolástica» (jul.-ago. 1877); «El deísmo moderno» (ene.-feb. 1883); «La teología en España» (jul.-ago. 1886); «Opiniones religiosas de Spencer» (nov.-dic. 1886); y otros.
En 1884 comienza a frecuentar los cultos de la Iglesia Reformada en Madrid, sita en la calle Madera Baja, hoy Beneficiencia. Convertido al protestantismo, ministra en la Iglesia y por unos años atiende la misión de Bóveda del Toro (Zamora), y public el Tratado de Dios por Santo Tomás de Aquino, extractado, traducido y anotado en 1889, a la que sigue en 1890 su obra teológica más importante, El Verbo de Dios, estudio cristológico, con prólogo del académico y escritor Juan Valera. De esa época son los folletos protestantes Por qué creo en la Biblia; El concepto de catolicidad; La abolición del latín; La religión y la ciencia; El ateísmo; El credo Niceno y ¿Los místicos españoles eran protestantes?
En 1901 regresa a Barcelona, como miembro de la redacción primero, y director después, del periódico El Diluvio, donde escribe el artículo de fondo aparecido sin firma en la sección fija «Crónica diaria». Aunque ya no ejerce de predicador, no deja de asistir a los cultos evangélicos en la capital condal.
En 1905 dirige a Miguel de Unamuno dos cartas animándole a que se pronuncie con firmeza a favor de la idea de Dios, no sólo desde el sentimiento, sino de la razón. Escribe y publica en Barcelona La clave del misterio. Lo Absoluto en 1912.
Partió hacia su Patria celestial el 10 de enero de 1916, a los 78 años, en su domicilio de la Plaza Real. Se le dio sepultura en el Cementerio libre de la ciudad, conforme al rito de Iglesia Reformada Episcopal, oficiado por el pastor de Sabadell, Antonio Estruch.
Ese mismo año 1916, el 18 de mayo, fallece su antiguo compañero de ministerio, Juan Bautista Cabrera, primer obispo de la mencionada Iglesia.
En 1860 abandonó Vic por Barcelona, donde se licencia en Derecho y Filosofía y Letras. Con otros sacerdotes, funda un pequeño círculo eclesiástico liberal, estrechamente vigilado por la jerarquía eclesial. Colabora a menudo con el diario republicano El Diluvio, bajo el seudónimo de Abelardo, por miedo a que sus ideas liberales le trajeran represalias.
Publica su primera obra en 1868, la más conocida: Materia, Forma y Fuerza. Diseño de una Filosofía, firmada con el seudónimo de Melchor Salvany, cuya edición es secuestrada por la jerarquía católica. Durante unos años fue profesor del Instituto de Manresa, hasta la caída de la I República.
Se traslada a Madrid, en 1874 donde cuelga los hábitos sacerdotales y se dedica al periodismo, escribiendo y traduciendo del inglés para La Iberia, periódico liberal de P. Mateo Sagasta. Colabora con la Revista de España, donde publica artículos dedicados al problema religioso, candente en la España de la época: «La restauración escolástica» (jul.-ago. 1877); «El deísmo moderno» (ene.-feb. 1883); «La teología en España» (jul.-ago. 1886); «Opiniones religiosas de Spencer» (nov.-dic. 1886); y otros.
En 1884 comienza a frecuentar los cultos de la Iglesia Reformada en Madrid, sita en la calle Madera Baja, hoy Beneficiencia. Convertido al protestantismo, ministra en la Iglesia y por unos años atiende la misión de Bóveda del Toro (Zamora), y public el Tratado de Dios por Santo Tomás de Aquino, extractado, traducido y anotado en 1889, a la que sigue en 1890 su obra teológica más importante, El Verbo de Dios, estudio cristológico, con prólogo del académico y escritor Juan Valera. De esa época son los folletos protestantes Por qué creo en la Biblia; El concepto de catolicidad; La abolición del latín; La religión y la ciencia; El ateísmo; El credo Niceno y ¿Los místicos españoles eran protestantes?
En 1901 regresa a Barcelona, como miembro de la redacción primero, y director después, del periódico El Diluvio, donde escribe el artículo de fondo aparecido sin firma en la sección fija «Crónica diaria». Aunque ya no ejerce de predicador, no deja de asistir a los cultos evangélicos en la capital condal.
En 1905 dirige a Miguel de Unamuno dos cartas animándole a que se pronuncie con firmeza a favor de la idea de Dios, no sólo desde el sentimiento, sino de la razón. Escribe y publica en Barcelona La clave del misterio. Lo Absoluto en 1912.
Partió hacia su Patria celestial el 10 de enero de 1916, a los 78 años, en su domicilio de la Plaza Real. Se le dio sepultura en el Cementerio libre de la ciudad, conforme al rito de Iglesia Reformada Episcopal, oficiado por el pastor de Sabadell, Antonio Estruch.
Ese mismo año 1916, el 18 de mayo, fallece su antiguo compañero de ministerio, Juan Bautista Cabrera, primer obispo de la mencionada Iglesia.