Ritschi, Albrecht
Teólogo protestante, nació en Berlín, hijo de un obispo luterano. Estudió en varias universidades y fue profesor, primero en Bonn (1852-1864) y después en Gotinga (1864-1889), donde escribió sus obras más importantes: La doctrina cristiana de la justificación y de la reconciliación (1974), Teología y metafísica (1881) e Historia del pietismo (1880-1886). Seguidor de Schleiermacher, tuvo por discípulo a Harnack.
La teología de Ritschl se caracteriza por su repudio de la metafísica, del misticismo y del pietismo (que él tenía por actitudes egoístas y amorales), y por su énfasis en las implicaciones éticas del cristianismo y su relevancia para la vida y el testimonio de la Iglesia. Concebía el cristianismo como una elipse con dos puntos focales, siendo uno el Jesús que nos reveló el amor de Dios hacia nosotros reconciliándonos, y el otro la inauguración del reino de Dios, que Ritschl definió como "la organización de la humanidad por medio de la acción inspirada por el amor".
Enseñó que la justificación no tiene lugar en el corazón del creyente, sino en la vida de la Iglesia y que la muerte de Cristo no fue una propiciación por los pecados, sino un acto de lealtad a su vocación de llevar a los hombres a una plena comunión con Dios. Al distinguir entre lo objetivamente demostrable y lo creíble por la fe de la Iglesia, estableció un foso insalvable entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe, negando así la enseñanza tradicional sobre el pecado original, la encarnación del Verbo, la revelación divina, la resurrección y el reino de Dios.
Bib. José Mª Gómez-Heras, Teología protestante. Sistema e historia (BAC, Madrid 1972); H.R. Mackintosth, Corrientes teológicas contemporáneas (Aurora. Bs.As., org. 1937).
La teología de Ritschl se caracteriza por su repudio de la metafísica, del misticismo y del pietismo (que él tenía por actitudes egoístas y amorales), y por su énfasis en las implicaciones éticas del cristianismo y su relevancia para la vida y el testimonio de la Iglesia. Concebía el cristianismo como una elipse con dos puntos focales, siendo uno el Jesús que nos reveló el amor de Dios hacia nosotros reconciliándonos, y el otro la inauguración del reino de Dios, que Ritschl definió como "la organización de la humanidad por medio de la acción inspirada por el amor".
Enseñó que la justificación no tiene lugar en el corazón del creyente, sino en la vida de la Iglesia y que la muerte de Cristo no fue una propiciación por los pecados, sino un acto de lealtad a su vocación de llevar a los hombres a una plena comunión con Dios. Al distinguir entre lo objetivamente demostrable y lo creíble por la fe de la Iglesia, estableció un foso insalvable entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe, negando así la enseñanza tradicional sobre el pecado original, la encarnación del Verbo, la revelación divina, la resurrección y el reino de Dios.
Bib. José Mª Gómez-Heras, Teología protestante. Sistema e historia (BAC, Madrid 1972); H.R. Mackintosth, Corrientes teológicas contemporáneas (Aurora. Bs.As., org. 1937).