Palmer, Edwin H.
Nació el 29 de junio en Milton (Massachusetts, EE.UU.). Estudió en la Universidad de Harvard (B.A., 1944), en el Westminster Theological Seminary (Th.D., 1949) y en la Universidad Libre de Amsterdam (Holanda, Th.D., 1953). Durante la 2ª Guerra Mundial sirvió a su nación el cuerpo de marines.
Ordenado al ministerio de la Iglesia Cristiana Reformada, fue pastor en Spring Lake (1953-57); Ann Arbor (1957-60), ambas del estado de Michigan, así como en la Avenida Grandville de la capital estatal (1964-68).
Durante cuatro años fue profesor en el Westminster Theological Seminary (1960-64). De 1968 a 1978 fue secretario ejecutivo de la Nueva Versión Internacional de la Biblia (NIV, en inglés) y editor general de la Biblia de estudio NIV. Asimismo fue el editor general de la inconclusa pero monumental Enciclopedia del cristianismo, con colaboradores como J. Murray (v.), E.J. Young (v.), P. Jewett (v.), L. Morris (v.) y R.B. Kuiper (v.).
Calvinista convencido, creía que las doctrinas de la gracia reformadas habían llevado a un redescubrimiento del “dios olvidado”, el Espíritu Santo. “La Iglesia de la Reforma fue la que dio gran impulso al estudio del Espíritu —escribió— Sobre todo el redescubrimiento, por parte de Calvino (v.), de la doctrina bíblica de la gracia soberana, que requirió un gran énfasis en la doctrina del Espíritu Santo.”
Ordenado al ministerio de la Iglesia Cristiana Reformada, fue pastor en Spring Lake (1953-57); Ann Arbor (1957-60), ambas del estado de Michigan, así como en la Avenida Grandville de la capital estatal (1964-68).
Durante cuatro años fue profesor en el Westminster Theological Seminary (1960-64). De 1968 a 1978 fue secretario ejecutivo de la Nueva Versión Internacional de la Biblia (NIV, en inglés) y editor general de la Biblia de estudio NIV. Asimismo fue el editor general de la inconclusa pero monumental Enciclopedia del cristianismo, con colaboradores como J. Murray (v.), E.J. Young (v.), P. Jewett (v.), L. Morris (v.) y R.B. Kuiper (v.).
Calvinista convencido, creía que las doctrinas de la gracia reformadas habían llevado a un redescubrimiento del “dios olvidado”, el Espíritu Santo. “La Iglesia de la Reforma fue la que dio gran impulso al estudio del Espíritu —escribió— Sobre todo el redescubrimiento, por parte de Calvino (v.), de la doctrina bíblica de la gracia soberana, que requirió un gran énfasis en la doctrina del Espíritu Santo.”