Chambers, Oswald
N. en Aberdeen (Escocia) donde su padre era pastor bautista. Se convirtió mediante las predicaciones de C.H. Spurgeon (v.). Estudió en la Escuela de Artes de South Kensington (Inglaterra) y en la Universidad de Edimburgo, así como en el Colegio de Dunoon (Escocia), donde fue tutor de filosofía. De William Quarrier (1829-1903), fundador de los orfelinatos de Escocia, aprendió la simplicidad de la fe y la importancia de la oración.
Entre 1906-7 visitó Estados Unidos y Japón, predicando entre los metodistas y grupos de santidad. Fue misionero itinerante de la Liga de Oración Pentecostal (1907-10).
De 1911 a 1925 fue director del Colegio de Preparación Bíblica de Clapham Common en Londres. Es recordado por su ministerio como superintendente de la YMCA (Asociación Cristiana de Jóvenes) de la tropas británicas movilizadas en el desierto egipcio durante la 1ª Guerra Mundial. Lon mensajes que entonces dio en la Escuela Imperial de Instrucción (1916) fueron publicados en forma de libro, hoy clásico de la literatura devocional: En pos de lo supremo.
Murió en Egipto de apendicitis.
Hombre de oración, su enseñanza se centraba en la vida victoriosa en Cristo, aunque entendía claramente que "nuestro llamamiento no es principalmente el ser hombres y mujeres santos, sino ser pregoneros del evangelio de Dios... La realidad no es la bondad humana, ni la santidad, ni el cielo, ni el infierno, sino la redención; y la necesidad de percibir esto es la necesidad más vital del obrero cristiano hoy día". "Fue un compendio único de sofisticación y ardiente santidad" (Harold L. Myra).
Entre 1906-7 visitó Estados Unidos y Japón, predicando entre los metodistas y grupos de santidad. Fue misionero itinerante de la Liga de Oración Pentecostal (1907-10).
De 1911 a 1925 fue director del Colegio de Preparación Bíblica de Clapham Common en Londres. Es recordado por su ministerio como superintendente de la YMCA (Asociación Cristiana de Jóvenes) de la tropas británicas movilizadas en el desierto egipcio durante la 1ª Guerra Mundial. Lon mensajes que entonces dio en la Escuela Imperial de Instrucción (1916) fueron publicados en forma de libro, hoy clásico de la literatura devocional: En pos de lo supremo.
Murió en Egipto de apendicitis.
Hombre de oración, su enseñanza se centraba en la vida victoriosa en Cristo, aunque entendía claramente que "nuestro llamamiento no es principalmente el ser hombres y mujeres santos, sino ser pregoneros del evangelio de Dios... La realidad no es la bondad humana, ni la santidad, ni el cielo, ni el infierno, sino la redención; y la necesidad de percibir esto es la necesidad más vital del obrero cristiano hoy día". "Fue un compendio único de sofisticación y ardiente santidad" (Harold L. Myra).