Moule, Handley Carr Glyn
Nació en Dorchester (Inglaterra), hijo menor de H. Moule, vicario de la Iglesia Anglicana de Fordington (Dorset), por quien siempre sintió el más vivo aprecio y respeto. Su infancia transcurrió felizmente. Hizo una carrera excepcionalmente brillante en Trinity College de Cambridge. Ganó la medalla Browne de lenguas clásicas en 1863; fue Felow de Trinity entre 1865 y 1881. Ordenado al ministerio anglicano en el año 1867 en la catedral de Ely. Durante un tiempo ayudó a su padre en labores pastorales de la parroquia. En 1873 regresó a Cambridge hasta 1877. Cuando en esa misma ciudad se fundó el Ridley Hall Theological College, dedicado a la enseñanza de los principios evangélicos, Moule fue elegido su primer Director (1881-99), desde cuya posición ejerció una poderosa influencia evangélica en la Iglesia de Inglaterra. En 1899 fue elegido para la cátedra de teología Norrisian en la Universidad de Cambridge; y en 1901 fue elevado al episcopado como sucesor del obispo de Durham B.F. Westcott (v.). Allí continuó extendiendo su influencia evangélica.
Erudito, espiritual, maestro del arte de escribir, supo como llegar a todo tipo de lectores: cultos y sencillos. Escribió muchos himnos y poemas, así como comentarios a casi todas las Epístolas del NT. Sin embargo, al decir de Dir Robertson Nicoll (1851-1923), aunque fue un gran comentarista fue mejor aún un teólogo que un exégeta: “Tiene un dominio perfecto del gran sistema evangélico y sabe cómo mantener el dogma en conexión constante con la experiencia viva”.
Fue un exponente destacado de la Convención de Keswick (v.) y de una sana espiritualidad ecuménica familiarizada con los clásicos espirituales de todas las épocas y comuniones. Admirador del estilo de Charles Spurgeon (v.), él mismo fue un predicador de frase limpia y directa, natural y directa, escogiendo su lenguaje con mucho cuidado.
Creyó y defendió el principio reformado Sola Scripture, sin apartarse ni por un momento de su gran devoción primaria y principal por la Biblia. Representó al partido evangélico dentro del anglicanismo en la Conferencia de la Tabla Redonda sobre la Santa Comunión (1900). Contribuyó a que Moody (v.) y Sankey (v.) predicará a los jóvenes universitarios.
“La gloria íntima del Evangelio, el brillo central misterioso de su mensaje, ¿qué es? Es el que Dios se dé a sí mismo al hombre. Es la unión del hombre, y luego la comunión con nada menos que Dios en Cristo” (El antiguo Evangelio..., p. 40).
Erudito, espiritual, maestro del arte de escribir, supo como llegar a todo tipo de lectores: cultos y sencillos. Escribió muchos himnos y poemas, así como comentarios a casi todas las Epístolas del NT. Sin embargo, al decir de Dir Robertson Nicoll (1851-1923), aunque fue un gran comentarista fue mejor aún un teólogo que un exégeta: “Tiene un dominio perfecto del gran sistema evangélico y sabe cómo mantener el dogma en conexión constante con la experiencia viva”.
Fue un exponente destacado de la Convención de Keswick (v.) y de una sana espiritualidad ecuménica familiarizada con los clásicos espirituales de todas las épocas y comuniones. Admirador del estilo de Charles Spurgeon (v.), él mismo fue un predicador de frase limpia y directa, natural y directa, escogiendo su lenguaje con mucho cuidado.
Creyó y defendió el principio reformado Sola Scripture, sin apartarse ni por un momento de su gran devoción primaria y principal por la Biblia. Representó al partido evangélico dentro del anglicanismo en la Conferencia de la Tabla Redonda sobre la Santa Comunión (1900). Contribuyó a que Moody (v.) y Sankey (v.) predicará a los jóvenes universitarios.
“La gloria íntima del Evangelio, el brillo central misterioso de su mensaje, ¿qué es? Es el que Dios se dé a sí mismo al hombre. Es la unión del hombre, y luego la comunión con nada menos que Dios en Cristo” (El antiguo Evangelio..., p. 40).