Gordon, Adoniram Judson
Nació el 19 de abril en una aldea del estado de Nuevo Hampshire (Estados Unidos). Sus antepasados eran descendientes directos de los puritanos ingleses. Su padre un calvinista rígido. En el hogar se respiraba una piedad excepcional. Siendo joven, después de una noche pasada en angustia, debido a aguda conciencia de pecado, amaneció un nuevo hombre en Cristo. Entonces fue bautizado en la Iglesia Bautista de la localidad.
Estudió en la Universidad Brown (1960) y en el Seminario Teológico Newton (1863). Poco antes de graduarse fue llamado a ser pastor de una Iglesia Bautista en Jamaica, un villa cercana a Boston. Allí permaneció durante 6 años de fructífero ministerio y vida familiar. Contrajo matrimonio y tuvo tres hijos.
En 1869 fue llamado por la Iglesia Bautista de la calle Clarendon de Boston. Iba a ser el comienzo de un ministerio que traspasaría las fronteras nacionales. Aquella congregación se convirtió en un centro evangelístico, misionero y filantrópico de permanentes resultados. Por entonces el unitarismo, o la negación de la Trinidad, y el liberalismo teológico en la ciudad tenían una influencia notable. Gordón la contrarrestó con una predicación y enseñanza bíblica y sólida, apoya en una fuerte personalidad cristiana que se había formado al calor de las lecturas de los clásicos del cristianismo, como Agustín, Kempis, los Reformadores y el ejemplo heroico de misioneros como Moffatt, Mrtyn y Brainerd. “Ninguna predicación humana fue una más fiel exposición de la Palabra de Dios” (A.T. Pierson).
Su interés por las misiones se concretó en el apoyo generoso a las sociedades misioneras y la fundación de una escuela para la preparación de misioneros y aspirantes al pastorado (1889), de la cual surgió el Gordon College y después el Gordon—Conwell Theological Seminary actual. Consiguió que las contribuciones de iglesia para las misiones fueran más grandes cada año, aunque la proporción de hombres ricos disminuía. La influencia de este ejemplo fue muy saludable para otras iglesias bautistas. Fue miembro y presidente de la Asociación Bautista de Misiones y editor asociado de The Missionary Review of the World.
En el campo de la obra social, animado por D.L. Moody (v.), con quien llegó a forjar una gran amistad, abrió el hogar Industrial Temporario, institución semejante a los asilos del Ejército de Salvación de una fecha posterior. Fue abierto para el auxilio inmediato de los que no tenían trabajo. “En la actualidad casi 35.000 alojamientos se proveen anualmente, y se dan como 50.000 comidas”, escribe su hijo. Sus opiniones sobre cuestiones de reformas morales y sociales siempre eran claras: cierre de establecimientos de venta de alcohol, ayuda a los parados, libertad de expresión, emancipación de la mujer (defendía el derecho de éstas a predicar), protección de los inmigrados (chinos, judíos, etc.), defensa de las escuelas estatales contra las privadas ultramontanas.
En 1878 empezó a publicar un periódico mensual titulado Watchword, dedicado a la esperanza de la Segunda Venida, en un tiempo cuando la mención del retorno personal de Cristo era objeto de burla. Enseñó la postura premilenial, la única que entonces se atrevía a aceptar la literalidad de las profecías bíblicas.
Asimismo dedicaba un importancia espacio a la vida espiritual, que tanto cultivaba personalmente. Aunque no se consideraba un experto en la doctrina práctica del Espíritu Santo, podía decir en cuanto a ser vivificado por él: “Cuesta mucho obtener este poder. Cuesta la rendición de sí mismo; la humillación y la rendición a Dios, de nuestras cosas más preciosas. Cuenta la perseverancia de larga espera y fe fuerte. Pero una vez que estamos realmente en ese poder, encontraremos esta diferencia: que aunque antes nos era difícil hacer las cosas más fáciles, ahora es fácil hacer las cosas más difíciles” (A.J. Gordon. Su vida..., p. 250). Mantenía la sanidad por fe.
Murió el día 2 de febrero.
Estudió en la Universidad Brown (1960) y en el Seminario Teológico Newton (1863). Poco antes de graduarse fue llamado a ser pastor de una Iglesia Bautista en Jamaica, un villa cercana a Boston. Allí permaneció durante 6 años de fructífero ministerio y vida familiar. Contrajo matrimonio y tuvo tres hijos.
En 1869 fue llamado por la Iglesia Bautista de la calle Clarendon de Boston. Iba a ser el comienzo de un ministerio que traspasaría las fronteras nacionales. Aquella congregación se convirtió en un centro evangelístico, misionero y filantrópico de permanentes resultados. Por entonces el unitarismo, o la negación de la Trinidad, y el liberalismo teológico en la ciudad tenían una influencia notable. Gordón la contrarrestó con una predicación y enseñanza bíblica y sólida, apoya en una fuerte personalidad cristiana que se había formado al calor de las lecturas de los clásicos del cristianismo, como Agustín, Kempis, los Reformadores y el ejemplo heroico de misioneros como Moffatt, Mrtyn y Brainerd. “Ninguna predicación humana fue una más fiel exposición de la Palabra de Dios” (A.T. Pierson).
Su interés por las misiones se concretó en el apoyo generoso a las sociedades misioneras y la fundación de una escuela para la preparación de misioneros y aspirantes al pastorado (1889), de la cual surgió el Gordon College y después el Gordon—Conwell Theological Seminary actual. Consiguió que las contribuciones de iglesia para las misiones fueran más grandes cada año, aunque la proporción de hombres ricos disminuía. La influencia de este ejemplo fue muy saludable para otras iglesias bautistas. Fue miembro y presidente de la Asociación Bautista de Misiones y editor asociado de The Missionary Review of the World.
En el campo de la obra social, animado por D.L. Moody (v.), con quien llegó a forjar una gran amistad, abrió el hogar Industrial Temporario, institución semejante a los asilos del Ejército de Salvación de una fecha posterior. Fue abierto para el auxilio inmediato de los que no tenían trabajo. “En la actualidad casi 35.000 alojamientos se proveen anualmente, y se dan como 50.000 comidas”, escribe su hijo. Sus opiniones sobre cuestiones de reformas morales y sociales siempre eran claras: cierre de establecimientos de venta de alcohol, ayuda a los parados, libertad de expresión, emancipación de la mujer (defendía el derecho de éstas a predicar), protección de los inmigrados (chinos, judíos, etc.), defensa de las escuelas estatales contra las privadas ultramontanas.
En 1878 empezó a publicar un periódico mensual titulado Watchword, dedicado a la esperanza de la Segunda Venida, en un tiempo cuando la mención del retorno personal de Cristo era objeto de burla. Enseñó la postura premilenial, la única que entonces se atrevía a aceptar la literalidad de las profecías bíblicas.
Asimismo dedicaba un importancia espacio a la vida espiritual, que tanto cultivaba personalmente. Aunque no se consideraba un experto en la doctrina práctica del Espíritu Santo, podía decir en cuanto a ser vivificado por él: “Cuesta mucho obtener este poder. Cuesta la rendición de sí mismo; la humillación y la rendición a Dios, de nuestras cosas más preciosas. Cuenta la perseverancia de larga espera y fe fuerte. Pero una vez que estamos realmente en ese poder, encontraremos esta diferencia: que aunque antes nos era difícil hacer las cosas más fáciles, ahora es fácil hacer las cosas más difíciles” (A.J. Gordon. Su vida..., p. 250). Mantenía la sanidad por fe.
Murió el día 2 de febrero.