Feuerbach, Ludwig Andreas
Filósofo alemán, nacido en Landshut (Baviera), comenzó estudiando teología en Heidelberg, pero fue convencido por Hegel a optar por la filosofía. Tras conseguir el doctorado en filosofía, paso a ejercer como docente en la Universidad de Heidelberg, actividad que abandonó a los dos años. Se trasladó entonces a Ansbach, ciudad en la que redactó sus principales obras, donde confluyen la influencia hegeliana y la del misticismo alemán.
Convencido del fracaso de la razón pura para conocer la realidad, concluye que "ya que no podemos conocer el mundo en sí, nuestras mentes pueden contribuir a una noción objetiva de lo que realmente existe”. A diferencia de Hegel, que ponía la idea universal como fundamento de toda realidad, Feuerbach sostiene que, al contrario, la naturaleza material es la base de la inteligencia. Es conocido su famoso dicho de que "el cerebro segrega el pensamiento del mismo modo que el hígado segrega la bilis". Feuerbach entendía que el ateísmo resultante de sus opiniones no era un mensaje de desesperación, sino un testimonio de la nobleza del ser humano. Por eso escribía en La esencia del cristianismo (1839): "Dios mismo es el deseo cumplido del corazón, el deseo exaltado a la certidumbre de su realización, el secreto de la teología no es más que la antropología; el conocimiento de Dios no es otra cosa que el conocimiento del hombre." Llegó a sostener que el ideal del hombre sin Dios debería ser proyectar una fe tan ennoblecedora y altruista como el cristianismo.
Las ideas de Feuerbach influyeron mucho en Marx y Engels, quienes tomaron de él la conclusión de que el reino material es la base de toda ideología; también influyó en la teología posterior. Entre los teólogos que con mayor energía se han opuesto a Feuerbach está K. Barth, pues al optimismo humanista de Feuerbach, Barth opone su negación de que el cristianismo sea una religión y de que la teología natural tenga alguna validez, siendo Dios esencialmente trascendente. No cabe, pues, una reducción de la teología a la antropología.
Convencido del fracaso de la razón pura para conocer la realidad, concluye que "ya que no podemos conocer el mundo en sí, nuestras mentes pueden contribuir a una noción objetiva de lo que realmente existe”. A diferencia de Hegel, que ponía la idea universal como fundamento de toda realidad, Feuerbach sostiene que, al contrario, la naturaleza material es la base de la inteligencia. Es conocido su famoso dicho de que "el cerebro segrega el pensamiento del mismo modo que el hígado segrega la bilis". Feuerbach entendía que el ateísmo resultante de sus opiniones no era un mensaje de desesperación, sino un testimonio de la nobleza del ser humano. Por eso escribía en La esencia del cristianismo (1839): "Dios mismo es el deseo cumplido del corazón, el deseo exaltado a la certidumbre de su realización, el secreto de la teología no es más que la antropología; el conocimiento de Dios no es otra cosa que el conocimiento del hombre." Llegó a sostener que el ideal del hombre sin Dios debería ser proyectar una fe tan ennoblecedora y altruista como el cristianismo.
Las ideas de Feuerbach influyeron mucho en Marx y Engels, quienes tomaron de él la conclusión de que el reino material es la base de toda ideología; también influyó en la teología posterior. Entre los teólogos que con mayor energía se han opuesto a Feuerbach está K. Barth, pues al optimismo humanista de Feuerbach, Barth opone su negación de que el cristianismo sea una religión y de que la teología natural tenga alguna validez, siendo Dios esencialmente trascendente. No cabe, pues, una reducción de la teología a la antropología.