Eckhart, Johannes
También conocido como Meisner Eckhart fue un teólogo y místico alemán nacido en Hochheim (Turingia) hacia 1260. Ingresó en los dominicos de Erfurt y fue enviado a continuar sus estudios a Colonia. Antes de 1298 era prior de Erfurt y vicario general de Turingia. Después de enseñar teología en París, en 1304 fue nombrado superior de la provincia dominicana de Sajonia, y luego, en 1307, vicario general de Bohemia. Enviado de nuevo a París enseñó de 1311 hasta 1313. Dirigió más tarde el studium de Estrasburgo, donde (así como después en Colonia) adquirió gran prestigio como predicador y director espiritual. Aunque versado en los escritos de Agustín de Hipona, de Tomás de Aquino y de Bernardo de Claraval, fue Dionisio el Pseudo-Areopagita quien más influyó en él. Eckhart desarrolló una teología mística que suscitó gran interés e influyó poderosamente en místicos como J. Tauler y H. Suso.
En 1325-26, el arzobispo de Colonia, Enrique de Virneburgo, hostil a los dominicos, ordenó a Eckhart responder de ciertas proposiciones sacadas de sus obras, por las que fue condenado. Eckhart apeló entonces al Papa, pero sus adversarios consiguieron que su apelación no le llegara a Juan XXII. Sin embargo, su causa fue llevada a la curia de Aviñón y, mientras se preparaba el proceso, murió Eckhart. Juan XXII en su Bula In agro dominico de 27 de marzo de 1329 condenó con diversas censuras 28 proposiciones de Eckhart. Se le acusó de panteísmo, acusación que hoy es generalmente rechazada. En un tiempo en que la razón estaba en su ascendiente, Eckhart intentó demostrar la credibilidad del cristianismo en su vertiente espiritual y mística, enfatizando que la filosofía no puede ser más que la sirvienta de la enseñanza mística. Enseña la necesidad de salir de uno mismo para penetrar en la eternidad y volver a ser uno. El alma se pierde en Dios a fin de volverse ella misma verdaderamente divina, afirmación audaz que recuerda la teología de Ireneo y de los escritores griegos que enfatizaron la theosis o asimilación a Dios.
En 1325-26, el arzobispo de Colonia, Enrique de Virneburgo, hostil a los dominicos, ordenó a Eckhart responder de ciertas proposiciones sacadas de sus obras, por las que fue condenado. Eckhart apeló entonces al Papa, pero sus adversarios consiguieron que su apelación no le llegara a Juan XXII. Sin embargo, su causa fue llevada a la curia de Aviñón y, mientras se preparaba el proceso, murió Eckhart. Juan XXII en su Bula In agro dominico de 27 de marzo de 1329 condenó con diversas censuras 28 proposiciones de Eckhart. Se le acusó de panteísmo, acusación que hoy es generalmente rechazada. En un tiempo en que la razón estaba en su ascendiente, Eckhart intentó demostrar la credibilidad del cristianismo en su vertiente espiritual y mística, enfatizando que la filosofía no puede ser más que la sirvienta de la enseñanza mística. Enseña la necesidad de salir de uno mismo para penetrar en la eternidad y volver a ser uno. El alma se pierde en Dios a fin de volverse ella misma verdaderamente divina, afirmación audaz que recuerda la teología de Ireneo y de los escritores griegos que enfatizaron la theosis o asimilación a Dios.