Flavel, John
Hijo mayor de Richard Flavel, pastor en Bromsgrove (Worcestershire, Inglaterra), estudió en la Universidad de Oxford. Ordenado al ministerio pastoral por el Presbiterio de Salisbury en octubre de 1650 fue pastor en Diptford (Devon), hasta su llamamiento a ministrar en Darthmouth (1656), ciudad portuaria en el West Country, compuesta por hombres de la mar y sus familias.
Con la restauración episcopal y el Acta de Uniformidad, fue expulsado de su púlpito, aunque continuó enseñando a su congregación clandestinamente, hasta que el Acta de Oxford de 1665 se lo impidió por completo, dado que en ella se prohibía a los pastores no conformistas entrar en una ciudad en un radio de cinco millas, a no ser que prestaran juramento de no alterar el orden del Estado y de la Iglesia nacional, es decir, permanecer callados, sin predicar el Evangelio. Entonces se trasladó a la aldea vecina de Slapton, donde muchos de sus antiguos fieles acudían cada domingo para escuchar de sus labios la Palabra de Dios predicada.
La Declaración de Indulgencia de 1672 le permitió volver a su antigua congregación en Dartmouth, con plena libertad de predicación y culto público. Cuando esto llegó a ser imposible predicó en privado por los bosques e incluso sobre una roca llamada Salstone en el estuario de Kingsbridge. En 1682 se vio obligado a trasladarse a Londres, por el bien de su propia vida. Allí conoció a William Jenkyn que, dos años más tarde, sería arrestado y muerto en prisión en enero de 1685. Por fin el 1688 pudo gozar de plena tolerancia.
A nivel eclesiástico luchó por conseguir la “unión feliz” entre los presbiterianos y los congregacionales. Como pastor diligente, ganador de almas, manso y pacificador, conquistó la admiración de muchos de sus contemporáneos.
Escritor prolífico sus obras han sido reeditadas una y otra vez. Whitefield (v.) y J. Edwards (v.) le contaban entre sus autores favoritos.
Con la restauración episcopal y el Acta de Uniformidad, fue expulsado de su púlpito, aunque continuó enseñando a su congregación clandestinamente, hasta que el Acta de Oxford de 1665 se lo impidió por completo, dado que en ella se prohibía a los pastores no conformistas entrar en una ciudad en un radio de cinco millas, a no ser que prestaran juramento de no alterar el orden del Estado y de la Iglesia nacional, es decir, permanecer callados, sin predicar el Evangelio. Entonces se trasladó a la aldea vecina de Slapton, donde muchos de sus antiguos fieles acudían cada domingo para escuchar de sus labios la Palabra de Dios predicada.
La Declaración de Indulgencia de 1672 le permitió volver a su antigua congregación en Dartmouth, con plena libertad de predicación y culto público. Cuando esto llegó a ser imposible predicó en privado por los bosques e incluso sobre una roca llamada Salstone en el estuario de Kingsbridge. En 1682 se vio obligado a trasladarse a Londres, por el bien de su propia vida. Allí conoció a William Jenkyn que, dos años más tarde, sería arrestado y muerto en prisión en enero de 1685. Por fin el 1688 pudo gozar de plena tolerancia.
A nivel eclesiástico luchó por conseguir la “unión feliz” entre los presbiterianos y los congregacionales. Como pastor diligente, ganador de almas, manso y pacificador, conquistó la admiración de muchos de sus contemporáneos.
Escritor prolífico sus obras han sido reeditadas una y otra vez. Whitefield (v.) y J. Edwards (v.) le contaban entre sus autores favoritos.