Blanco White, José María
Escritor protestante español, llamado José María Blanco Crespo, nació en Sevilla el 11 de julio de 1775, de padres sevillanos. Por la rama paterna descendía de una de las familias irlandesas católicas que a fines del siglo XVII. Por línea materna contaba en su familia, entre valenciana y andaluza originariamente. Sentía afición por la música y los libros, entre los autorizados figuraba una traducción española del Telémaco de Fenelón, que leyó con entusiasmo y fue causa de la primera duda religiosa que se registra en su vida. Al cumplir los catorce empezó el estudio de la filosofía en el Colegio de los Dominicos. Poco después ingresó en la universidad, donde otro estudiante de teología, mayor que él, Manuel María del Mármol, empezó a orientarle, fuera de los cursos obligatorios, en las ciencias y las letras. Pero su verdadera formación literaria la debió poco después a un espontáneo mentor, Manuel María de Arjona, alrededor del cual se agruparon dos compañeros de Blanco, Alberto Lista y Félix José Reinoso.
El frecuente contacto entre ellos les llevó a organizar con otros estudiantes una sociedad privada donde cultivar las humanidades, ajenas a su disciplina profesional. Así surgió la Academia de Letras Humanas, que duró varios años, hasta acabar los estudios universitarios sus fundadores, destinados en su mayoría al sacerdocio. Entre ellos estimuló, sobre todo, el cultivo de la poesía. Entre los catorce y los veintiún años, en que había de ordenarse de subdiácono, uniéndose para siempre a la Iglesia, por dos veces se sintió Blanco inclinado a abandonarla. Sin embargo, aquellas incipientes vacilaciones encontraron remedio en los ejercicios espirituales de San Felipe Neri. El efecto de aquella disciplina fue muy poderoso en su espíritu, aunque no logró dominar del todo cierta resistencia instintiva al fervor místico y menos aún al rigor ascético, no obstante su deseo de perfección devota.
Tras uno de sus viajes en 1795, Blanco se atrevió a declarar a su madre sus temores de no ser feliz en el seno de la Iglesia, pero prosiguió sus estudios hasta fines de 1797, cuando recibe el título de licenciado en teología, y meses más tarde ingresaba en el Colegio de Santa María de Jesús. El 21 de diciembre de 1799 se celebró la ceremonia de su ordenación como sacerdote. A los veintiséis años ganó por oposición el puesto de capellán magistral de la Real Capilla de San Fernando, en la Catedral de Sevilla. Durante varios meses a partir de su nombramiento la predicación le ocupó frecuentemente. Los sermones suyos que se conservan son de esa época.
Tiene una crisis religiosa entre 1802 y 1803 de la que él mismo explicación en varios de sus escritos. Oficia como ministro de una religión en la que ya no cree, y esta ficción le produce a su vez un nuevo desequilibrio que al final le resultará intolerable. En 1803 fue nombrado, sin retribución alguna, profesor de Elocuencia y Poesía en la Sociedad Económica de Sevilla, cargo que ocupó durante dos cursos académicos.
Un día vendió sus libros y pensó en emigrar a los Estados Unidos. No acabó de decidirse, pero a fines de 1805 obtuvo licencia de las autoridades eclesiásticas y se trasladó a Madrid. Allí residió dos años y medio, próximo a cumplirse el plazo de su licencia, Blanco obtuvo un puesto honorífico en la comisión de literatos del Instituto Pestalozziano, establecido poco antes.
El 23 de febrero de 1810 embarcaba en el Lord Howard rumbo a Inglaterra. En Londres emprendió la publicación de un periódico mensual, El Español, en cuyo primer número (30 de abril de 1810) expuso abiertamente sus opiniones sobre la situación política y militar de España.
A principios de 1821 el poeta escocés Thomas Campbell se puso al frente de The New Monthly Magazine y, en busca de nuevos colaboradores, se dirigió a Blanco pidiéndole que escribiera sobre España.
Ingresó en la Iglesia Anglicana, en la que permaneció activo entre 1814 y 1826, trabajando en revisiones para la Sociedad Bíblica del Nuevo Testamento Reina-Valera y de la Biblia Scio. En 1826 escribió su Evidencia práctica e interna contra el catolicismo. Posteriormente evolucionó hacia el protestantismo liberal y el unitarismo, que le llevó a renunciar a su cátedra de teología en Oxford. Retirado en Geenbach, cerca de Liverpool, falleció el 20 de mayo de 1841.
El frecuente contacto entre ellos les llevó a organizar con otros estudiantes una sociedad privada donde cultivar las humanidades, ajenas a su disciplina profesional. Así surgió la Academia de Letras Humanas, que duró varios años, hasta acabar los estudios universitarios sus fundadores, destinados en su mayoría al sacerdocio. Entre ellos estimuló, sobre todo, el cultivo de la poesía. Entre los catorce y los veintiún años, en que había de ordenarse de subdiácono, uniéndose para siempre a la Iglesia, por dos veces se sintió Blanco inclinado a abandonarla. Sin embargo, aquellas incipientes vacilaciones encontraron remedio en los ejercicios espirituales de San Felipe Neri. El efecto de aquella disciplina fue muy poderoso en su espíritu, aunque no logró dominar del todo cierta resistencia instintiva al fervor místico y menos aún al rigor ascético, no obstante su deseo de perfección devota.
Tras uno de sus viajes en 1795, Blanco se atrevió a declarar a su madre sus temores de no ser feliz en el seno de la Iglesia, pero prosiguió sus estudios hasta fines de 1797, cuando recibe el título de licenciado en teología, y meses más tarde ingresaba en el Colegio de Santa María de Jesús. El 21 de diciembre de 1799 se celebró la ceremonia de su ordenación como sacerdote. A los veintiséis años ganó por oposición el puesto de capellán magistral de la Real Capilla de San Fernando, en la Catedral de Sevilla. Durante varios meses a partir de su nombramiento la predicación le ocupó frecuentemente. Los sermones suyos que se conservan son de esa época.
Tiene una crisis religiosa entre 1802 y 1803 de la que él mismo explicación en varios de sus escritos. Oficia como ministro de una religión en la que ya no cree, y esta ficción le produce a su vez un nuevo desequilibrio que al final le resultará intolerable. En 1803 fue nombrado, sin retribución alguna, profesor de Elocuencia y Poesía en la Sociedad Económica de Sevilla, cargo que ocupó durante dos cursos académicos.
Un día vendió sus libros y pensó en emigrar a los Estados Unidos. No acabó de decidirse, pero a fines de 1805 obtuvo licencia de las autoridades eclesiásticas y se trasladó a Madrid. Allí residió dos años y medio, próximo a cumplirse el plazo de su licencia, Blanco obtuvo un puesto honorífico en la comisión de literatos del Instituto Pestalozziano, establecido poco antes.
El 23 de febrero de 1810 embarcaba en el Lord Howard rumbo a Inglaterra. En Londres emprendió la publicación de un periódico mensual, El Español, en cuyo primer número (30 de abril de 1810) expuso abiertamente sus opiniones sobre la situación política y militar de España.
A principios de 1821 el poeta escocés Thomas Campbell se puso al frente de The New Monthly Magazine y, en busca de nuevos colaboradores, se dirigió a Blanco pidiéndole que escribiera sobre España.
Ingresó en la Iglesia Anglicana, en la que permaneció activo entre 1814 y 1826, trabajando en revisiones para la Sociedad Bíblica del Nuevo Testamento Reina-Valera y de la Biblia Scio. En 1826 escribió su Evidencia práctica e interna contra el catolicismo. Posteriormente evolucionó hacia el protestantismo liberal y el unitarismo, que le llevó a renunciar a su cátedra de teología en Oxford. Retirado en Geenbach, cerca de Liverpool, falleció el 20 de mayo de 1841.