Baxter, James Sidlow
Nacido en Sidney (Australia). Prontó se trasladó a Inglaterra, donde estudió en el Spurgeon College de Londres. Doctor en Teología por el Seminario Bautista Central de Toronto (Canadá).
Autor de más de una veintena de libros ha ministrado en iglesias y conferencias bíblicas por todo el Reino Unido, Canadá y Estados Unidos de Norteamérica. Renombrado por su amplio conocimiento bíblico y percepción teológica. Es a la vez una mente profundamente evangelística y erudita, llena de devoción por su Señor.
Ha escrito profusamente sobre la enseñanza neotestamentaria de la santidad a la luz de la teologías de Wesley (v.), B.B. Warfield (v.), Hudson Taylor (v.), Evan Hopkins (v.) y la enseñanza de Keswick Convention (v.) en general.
Baxter sigue la doctrina del metodismo sobre la “segunda bendición”, o “completa santificación”, en el sentido de que es el “bautismo del Espíritu Santo” como una obra de gracia -una crisis- distintiva, tanto en teoría como en vivencia, de la conversión. “La verdadera doctrina de la segunda bendición es que Dios mismo hace algo profundo y transformador en el mismísimo fundamento de la personalidad humana” (His Deeper Work in us, p.224)
Autor de más de una veintena de libros ha ministrado en iglesias y conferencias bíblicas por todo el Reino Unido, Canadá y Estados Unidos de Norteamérica. Renombrado por su amplio conocimiento bíblico y percepción teológica. Es a la vez una mente profundamente evangelística y erudita, llena de devoción por su Señor.
Ha escrito profusamente sobre la enseñanza neotestamentaria de la santidad a la luz de la teologías de Wesley (v.), B.B. Warfield (v.), Hudson Taylor (v.), Evan Hopkins (v.) y la enseñanza de Keswick Convention (v.) en general.
Baxter sigue la doctrina del metodismo sobre la “segunda bendición”, o “completa santificación”, en el sentido de que es el “bautismo del Espíritu Santo” como una obra de gracia -una crisis- distintiva, tanto en teoría como en vivencia, de la conversión. “La verdadera doctrina de la segunda bendición es que Dios mismo hace algo profundo y transformador en el mismísimo fundamento de la personalidad humana” (His Deeper Work in us, p.224)