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Almudevar, Antonio

Almudevar, Antonio
«El Poeta Evangélico». Con este título, el Pastor Antonio Almudévar es conocido en todas las iglesias evangélicas españolas. Y no es una apreciación exagerada, porque por muchos años las poesías y diálogos que los niños y jóvenes recitaban en las iglesias en las fiestas de Navidad -y en otras celebraciones- tenían siempre la misma firma familiar y querida: La de Antonio Almudevar. Y lo más sorprendente es que, en la mayoría de las ocasiones, eran composiciones inéditas, escritas pensando en el acto a celebrar y dándole el realce adecuado.

La vida del Pastor Almudévar -como él mismo decía- "es un milagro que toca lo sobrenatural, porque Dios lo ha querido así". Nació en Barcelona el día 1 de diciembre de 1894, en un hogar pobre, hijo de un humilde obrero y de una sencilla lavandera. En su niñez sufrió toda clase de privaciones y, pronto, tuvo que enfrentarse a la realidad de una vida dura, en un ambiente bastante severo, sin alegrías ni besos. Sus padres tenían muchas preocupaciones reales ante la obligación de procurar los medios suficientes para atender el mantenimiento de una familia numerosa de seis hijos, todos pequeños. Por eso sus padres se veían en la ineludible obligación de trabajar la mayor parte del día y, en casa, ya no quedaba tiempo para la vida familiar.

Los limitados recursos económicos de los padres no les permitía dar esmerada educación a sus hijos para que el dinero que habría costado ir a la escuela bien que los utilizaban para atender las más elementales necesidades de la familia. Así fue como Antoni solamente pudo ir a la escuela, a las clases de primaria, por espacio de dos años, lo que aprovechó para aprender a leer y escribir. Cuando apenas tenía 9 años ya trabajaba, aunque lo hacía en el propio hogar, y tenía que emplear muchas horas si quería que el trabajo resultara medianamente productivo, y por lo que obtenía exiguos ingresos "extra" para la familia.

Cuando justamente cumplió 12 años, sus padres decidieron que debería aprender un oficio y el colocaron en una imprenta y litografía, donde aprendió la práctica de los detalles de la profesión. Poco se podía pensar en aquellos años de juventud que, al correr el tiempo, la letra impresa debería serle tan familiar y que los conocimientos que poco a poco iba asimilando deberían serle de utilidad en la labor literaria y de publicaciones con las que debería estar vinculado por tantos años.

Lo que no le fue posible de aprender en la escuela, lo aprendió por sí mismo. Cuando tenía 15 años se hizo el firme propósito de estudiar -entendiendo que, si así lo hacía, podría servir al Señor más apropiadament- mediante libros tomados y con una gran dosis de esfuerzo de su parte. Ya que la jornada laboral era larga y cansada, estudiaba bien temprano, por la mañana, antes de ir a trabajar. Por medios completamente autodidactas fue adquiriendo los conocimientos que deberían facilitarle el trabajo que desarrollaría por muchos años.

Conoció al Señor a través de compañero suyo de la imprenta, aprendiz como él, que lo llevó a la Iglesia. Un hermoso domingo por la mañana (1908), en la clase de la Escuela Dominical de la Iglesia Bautista de Barcelona, ??dio testimonio de su fe en Cristo, a quien proclamó como su Señor y Salvador.

En contra de la voluntad de sus padres -nominalment católicos y, como muchas otras personas, escépticos a las cuestiones espirituales y sin ningún tipo de práctica religiosa- asistía regularmente a los cultos de la Iglesia. Esto no gustaba mucho a sus padres ni sus hermanos y pasó por la amarga experiencia de encontrarse en una posición incómoda en el propio hogar,  totalmente incomprendido por su familia. Sin embargo, lejos de caer en un estado de desánimo, la oposición fue como un espolón y se mantuvo firme en su decisión y testigo.

Pronto tuvo ganas de ser útil en la Obra del Señor de forma directa. Cuando tenía 18 años, la Iglesia -atendiendo a sus cualidades, predisposición y dedicación- lo nombró Director de la Escuela Dominical. Más tarde, se ocuparía de la dirección de la juventud de la Iglesia, como Presidente de la "Unión Bautista de Jóvenes", de nueva creación, que era la primera organización de jóvenes bautistas que comenzaba a desarrollarse en España.

No pasó mucho tiempo sin sentir que el Señor la invitaba a entrar de forma activa en el Ministerio Cristiano. Como alumno externo, tomó los cursos del Instituto Bautista, de Barcelona, ??que fueron la base de su formación teológica. Después de tres años de estudio, comenzó su labor ministerial como ayudante del Pastor Ambrosio Celma -que era el Pastor de la Iglesia Bautista de Barcelona- pionero de la Obra Bautista en España y maestro de una generación de pastores bautistas .

El Ministerio del Pastor Almudévar fue de mucha bendición en algunas iglesias catalanas, como las de Sabadell, Binéfar y Lleida que siempre han mostrado tener gran vigor espiritual. De su trabajo pastoral en Sabadell (1923-1932) constatamos que: "El tiempo que Antonio Almudévar fue pastor de la Iglesia Bautista de Sabadell fue de gran crecimiento. Tenemos registrados, como mínimo, 47 bautismos".

"Debido a un giro en su actividad evangélica, Antonio Almudévar dejó el pastorado de Sabadell. ..". ("Apuntes de Historia de la Primera Iglesia Bautista de Sabadell", Páginas 23 y 21).

En los difíciles años de la posguerra -Guerra Civil española, (1936-1939) - cuando el testigo de la fe evangélica enfrentaba la incomprensión y la intolerancia de parte de las autoridades civiles -también de las eclesiásticas- y del mismo pueblo en general cuando las iglesias no tenían locales destinados al culto -o no podían usarlos cuando en todo el país no había más que un pequeño puñado de pastores que, con mucho esfuerzo, trataban de mantener la fe de los creyentes, el Pastor Almudévar visitaba regularmente y infatigablemente muchas de las iglesias, pequeñas o "grandes, y los grupitos aislados de mujeres y de hombres que en sus palabras encontraban consuelo e inspiración para proseguir en el testimonio y en el servicio al Señor.

A menudo el Pastor Almudévar menciona lo que -según él- es la "moraleja" de su vida y lo hace con estas palabras: "El Señor puede ayudarnos, si tenemos deseo, para hacernos útiles a su servicio y , aún hoy, Él tiene muchos milagros para estrenar. ..A Él sea la gloria! "

Los bautistas españoles deberían recordar que tienen una deuda de agradecimiento por este "hombre de Dios" y han de glorificar al Señor por la evidencia de una vida dedicada al esforzado ministerio de la Obra del Señor.

Fuente: Pere Bonet Such

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