Apocalipticismo Creencia, duda, fascinación y temor: al fin del mundo
El término utilizado como título del presente libro “apocalipticismo”, puede confundir a personas poco versadas en la materia, llevándolas a creer que se trata de otro comentario al texto bíblico de la Revelación de San Juan: El Apocalipsis.
Sin embargo, no es éste el contenido ni propósito del excelente trabajo de investigación que sus páginas ofrecen. El Dr. Zaldivar, adopta en su enfoque un ángulo muy distinto al tradicional. Asumiendo que el “apocalipticismo”, o idea del fin del mundo, ha dejado de ser un tema escatológico circunscrito al debate en círculos religiosos para convertirse en algo de interés general, y aún más, en un lucrativo negocio, su objetivo con esta obra es:
? Aportar explicaciones coherentes a la fascinación irresistible que la idea de el fin del mundo ha ejercido históricamente sobre el ser humano a todos los niveles.
? Denunciar la explotación y abusos cometidos bajo su amparo por la industria de la comunicación masiva, –periodística, editorial, televisiva, cinematográfica, etc– tanto a nivel general como también en círculos religiosos.
? Demostrar que parte de las predicciones descritas en el Apocalipsis de San Juan, no son acontecimientos futuros, sino realidades presentes que están sucediendo ya en el mundo.
?Presentar desde una posición teológica evangélica contemporánea, propuestas para desarrollar una escatología Latinoamericana propia, libre de ingerencias foráneas.
El tema es delicado y polémico en todas sus vertientes, con hondas ramificaciones a todos los niveles, y es justo decir que exponerlo abiertamente y analizarlo con propiedad, como hace el autor, es temerario y denota una enorme valentía. Pero el Dr. Raúl Záldivar, es un teólogo joven, emprendedor y dinámico; claro exponente de una nueva generación de eruditos evangélicos latinoamericanos que no se intimidan ante los nuevos desafíos del pensamiento cristiano contemporáneo, que no se ruborizan cuando hay necesidad de reconocer errores pasados o denunciar abusos presentes; y que no se arrugan ni retroceden a la hora de plantear propuestas fieles a la Palabra, pero novedosas y ajustadas a las necesidades de los tiempos. Y esto es precisamente lo que hace en la presente obra, donde analiza a fondo el tema del fin del mundo desde una perspectiva cristiana y equilibrada, utilizando el método crítico.
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La obra se divide en cuatro partes:
En la primera, que el autor titula El Apocalipsis: fascinación y negocio, describe la seducción innata que los seres humanos sienten por el tema del fin del mundo, que les atrae por un lado como un imán y les espanta por el otro, provocando en ellos duda e inquietud: el efecto paradójico de Apocalipsis. Explica que como seres creados a imagen y semejanza de Dios, no somos tabula rasa, nacemos con un ADN moral, un chip implantado por el Creador, en el que entre otras convicciones establecidas está la de que nuestro planeta tendrá un final. Y este chip se activa cada vez que somos expuestos al tema, creando a la vez temor y duda.
Ese temor innato a los eventos del porvenir es el que ha dado pie al desarrollo de teologías “protectoras”, como la dispensacionalista, afirmando, entre muchas otras cosas, que los verdaderos creyentes no pasarán por la gran tribulación ni padecerán las calamidades que se avecinan a nuestro planeta.
Y ha sido también aprovechado a lo largo de la historia por una serie de charlatanes, religiosos y seculares, que han fabricado profecías, o mejor dicho, vaticinios ridículos acerca del fin del mundo en provecho propio. En este particular, denuncia abiertamente los abusos cometidos por algunos autores evangélicos, como Hal Lindsey, que en los años setenta predijo abiertamente en fin del mundo para la década de los 80’ en su famoso best seller La Agonía del Planeta Tierra; o la famosa serie novelesca de LaHaye y Jenkins, Dejados Atrás, que pese a tratarse de simple ficción, en la práctica y durante años, fue la obra de referencia fundamental en escatología para miles de creyentes sencillos y de buena fe en Latinoamérica. Tampoco pasa por alto la explotación del tema por el mundo secular, tanto en lo que refiere a producción literaria como por parte de Hollywood, que ha creado para ello un genero cinematográfico específico denominado propiamente apocalíptico, netamente diferenciado del la ciencia ficción, con numerosas e importantes producciones, algunas de las cuales relaciona y comenta.
En la segunda parte, que denomina Los caballos del Apocalipsis ya cabalgan, sostiene, discrepando de las tesis dispensacionalistas que afirman que las calamidades descritas en la Revelación de San Juan son predicciones para el futuro y que los siniestros ‘Caballos del Apocalipsis’ todavía están por venir; que los jinetes que cabalgan esos caballos llevan ya tiempo pisando este planeta, y el tronar de sus cascos se escucha y se escucha bien:
El jinete del caballo blanco, un espíritu de mentira que aparta a muchos de la verdad y la sana doctrina; siempre ha estado presente, pero últimamente el ruido que produce su galope, plasmado en modas innovadoras y ‘olas’ novedosas que hacen surfear a la Iglesia, es ensordecedor. El jinete del caballo rojo, que simboliza las guerras, no pasadas ni futuras, sino a la industria armamentista actual, el terrorismo, el odio y toda suerte de violencia en la que estamos viviendo. El jinete del caballo negro, que acarrea el flagelo del hambre, la pobreza y a la indigencia, a causa de una injusta repartición de la riqueza, y que conduce a muchos al desespero Y finalmente el jinete del caballo rojo, que trae pestilencia y muerte, cuyos cascos se oyen con potencia ensordecedora y en un mundo dominado por las drogas, el fraude, la extorsión, el soborno, donde los valores morales han caído a tal nivel que un teléfono celular tiene más valor que la vida de una persona.
La tercera parte analiza la actitud de la Iglesia frente a los acontecimientos actuales y futuros. Denuncia con valentía muchos planteamientos erróneos asumidos por las iglesias evangélicas en Latinoamérica, como el de centrar su predicación en la escatología y no preparar debidamente a sus líderes, que suben al púlpito gritando «No sé homilética, no sé hermenéutica, pero una cosa sé: que era ciego y ahora veo» y son aclamados por sus fieles con un atronador ¡Amén!. Proclama, en contrapartida, la necesidad de prepararse a conciencia para defender la fe, con pasión, sí, pero a la vez con base académica y una actitud de compromiso con el Reino de Dios aquí y ahora; aguardando la parusía del Señor con ilusión y esperanza, pero dejándonos de devaneos escatológicos y de centrar nuestra predicación en predicciones apocalípticas, porqué “el día y la hora, nadie lo sabe”.
Finalmente, plantea sus propuestas para desarrollar una verdadera escatología evangélica latinoamericana actual, libre de ingerencias externas. Se pregunta: El fin del mundo: ¿desastre y maldición o esperanza y bendición? Su respuesta es que el Apocalipsis no es sinónimo de desastre, y por tanto, la forma correcta de entenderlo es como la revelación mediante la cual Dios da a conocer el plan de restauración de la imagen de la criatura humana y de la naturaleza, un escrito que debemos relacionar con un nuevo amanecer para el mundo, una esperanza gloriosa por la cual Jesucristo murió en nuestro lugar.
Conclusión: Un libro excelente, redactado en un estilo periodístico que hace agradable y amena su lectura, aunque sin renunciar un ápice al rigor académico propio del nivel de su autor, pues cada afirmación importante en el texto va debidamente documentada en su correspondiente nota al pie. Una denuncia valiente de abusos cometidos y a la vez una propuesta equilibrada de una nueva escatología Latinoamericana propia. El lector podrá estar o no de acuerdo con las tesis del autor, pero la lectura de este libro no le dejará indiferente.
En la primera, que el autor titula El Apocalipsis: fascinación y negocio, describe la seducción innata que los seres humanos sienten por el tema del fin del mundo, que les atrae por un lado como un imán y les espanta por el otro, provocando en ellos duda e inquietud: el efecto paradójico de Apocalipsis. Explica que como seres creados a imagen y semejanza de Dios, no somos tabula rasa, nacemos con un ADN moral, un chip implantado por el Creador, en el que entre otras convicciones establecidas está la de que nuestro planeta tendrá un final. Y este chip se activa cada vez que somos expuestos al tema, creando a la vez temor y duda.
Ese temor innato a los eventos del porvenir es el que ha dado pie al desarrollo de teologías “protectoras”, como la dispensacionalista, afirmando, entre muchas otras cosas, que los verdaderos creyentes no pasarán por la gran tribulación ni padecerán las calamidades que se avecinan a nuestro planeta.
Y ha sido también aprovechado a lo largo de la historia por una serie de charlatanes, religiosos y seculares, que han fabricado profecías, o mejor dicho, vaticinios ridículos acerca del fin del mundo en provecho propio. En este particular, denuncia abiertamente los abusos cometidos por algunos autores evangélicos, como Hal Lindsey, que en los años setenta predijo abiertamente en fin del mundo para la década de los 80’ en su famoso best seller La Agonía del Planeta Tierra; o la famosa serie novelesca de LaHaye y Jenkins, Dejados Atrás, que pese a tratarse de simple ficción, en la práctica y durante años, fue la obra de referencia fundamental en escatología para miles de creyentes sencillos y de buena fe en Latinoamérica. Tampoco pasa por alto la explotación del tema por el mundo secular, tanto en lo que refiere a producción literaria como por parte de Hollywood, que ha creado para ello un genero cinematográfico específico denominado propiamente apocalíptico, netamente diferenciado del la ciencia ficción, con numerosas e importantes producciones, algunas de las cuales relaciona y comenta.
En la segunda parte, que denomina Los caballos del Apocalipsis ya cabalgan, sostiene, discrepando de las tesis dispensacionalistas que afirman que las calamidades descritas en la Revelación de San Juan son predicciones para el futuro y que los siniestros ‘Caballos del Apocalipsis’ todavía están por venir; que los jinetes que cabalgan esos caballos llevan ya tiempo pisando este planeta, y el tronar de sus cascos se escucha y se escucha bien:
El jinete del caballo blanco, un espíritu de mentira que aparta a muchos de la verdad y la sana doctrina; siempre ha estado presente, pero últimamente el ruido que produce su galope, plasmado en modas innovadoras y ‘olas’ novedosas que hacen surfear a la Iglesia, es ensordecedor. El jinete del caballo rojo, que simboliza las guerras, no pasadas ni futuras, sino a la industria armamentista actual, el terrorismo, el odio y toda suerte de violencia en la que estamos viviendo. El jinete del caballo negro, que acarrea el flagelo del hambre, la pobreza y a la indigencia, a causa de una injusta repartición de la riqueza, y que conduce a muchos al desespero Y finalmente el jinete del caballo rojo, que trae pestilencia y muerte, cuyos cascos se oyen con potencia ensordecedora y en un mundo dominado por las drogas, el fraude, la extorsión, el soborno, donde los valores morales han caído a tal nivel que un teléfono celular tiene más valor que la vida de una persona.
La tercera parte analiza la actitud de la Iglesia frente a los acontecimientos actuales y futuros. Denuncia con valentía muchos planteamientos erróneos asumidos por las iglesias evangélicas en Latinoamérica, como el de centrar su predicación en la escatología y no preparar debidamente a sus líderes, que suben al púlpito gritando «No sé homilética, no sé hermenéutica, pero una cosa sé: que era ciego y ahora veo» y son aclamados por sus fieles con un atronador ¡Amén!. Proclama, en contrapartida, la necesidad de prepararse a conciencia para defender la fe, con pasión, sí, pero a la vez con base académica y una actitud de compromiso con el Reino de Dios aquí y ahora; aguardando la parusía del Señor con ilusión y esperanza, pero dejándonos de devaneos escatológicos y de centrar nuestra predicación en predicciones apocalípticas, porqué “el día y la hora, nadie lo sabe”.
Finalmente, plantea sus propuestas para desarrollar una verdadera escatología evangélica latinoamericana actual, libre de ingerencias externas. Se pregunta: El fin del mundo: ¿desastre y maldición o esperanza y bendición? Su respuesta es que el Apocalipsis no es sinónimo de desastre, y por tanto, la forma correcta de entenderlo es como la revelación mediante la cual Dios da a conocer el plan de restauración de la imagen de la criatura humana y de la naturaleza, un escrito que debemos relacionar con un nuevo amanecer para el mundo, una esperanza gloriosa por la cual Jesucristo murió en nuestro lugar.
Conclusión: Un libro excelente, redactado en un estilo periodístico que hace agradable y amena su lectura, aunque sin renunciar un ápice al rigor académico propio del nivel de su autor, pues cada afirmación importante en el texto va debidamente documentada en su correspondiente nota al pie. Una denuncia valiente de abusos cometidos y a la vez una propuesta equilibrada de una nueva escatología Latinoamericana propia. El lector podrá estar o no de acuerdo con las tesis del autor, pero la lectura de este libro no le dejará indiferente.
ISBN | 9788482677163 |
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Autor | Zaldívar, Raúl |
Encuadernación | Rústica fresada |
Publicacion | 2012 |
Idioma | es |
Páginas | 138 |
Medidas | 14 x 21 cm |