Antiguo Testamento Interlineal Hebreo - Español Tomo III Históricos (II) y Poéticos
Durante muchos años acceder directamente al texto original del Antiguo Testamento a través de una vía más directa de la que nos ofrecen las distintas versiones de la Biblia, era algo inaccesible a todos aquellos que no tuvieran conocimientos suficientes de hebreo y griego.
Hoy, merced al presente texto interlineal publicado por CLIE, los estudiosos de la Biblia disponen de una herramienta excepcional para la hermenéutica, que les permite acercarse mucho más al sentido original del texto bíblico, aún sin tener conocimiento alguno de las lenguas originales: Una traducción literal en cuatro volúmenes que contiene todo el texto del Antiguo Testamento en caracteres hebreos según los originales del manuscrito de Leningrado, el más completo y más antiguo de los que se conocen hasta el día de hoy.
Debajo de cada palabra hebrea viene la traducción literal. Se ha seguido un criterio literalista, de modo que aunque muchas expresiones y giros idiomáticos no tienen un sentido claro al verterse literalmente al castellano, sa ha preferido seguir este criterio a fin de acercar más al lector el texto original.
Algunos recomendaciones a tener en cuenta en el uso de los textos interlineaesl:
1. La escritura hebrea se lee de derecha a izquierda, por lo cual la traducción está ordenada en la misma dirección.
2. La escritura hebrea no tiene registro diferenciador de mayúsculas y minúsculas, y en consecuencia el uso de la inicial mayúscula en español se debe al criterio del traductor o del editor, pero no del autor original.
3. La concordancia de género y número entre sustantivos y adjetivos, así como entre verbos y sujetos, no coincide necesariamente en hebreo con el español, de manera que una palabra que en hebreo es masculina puede ser femenina en español, y viceversa. Lo mismo ocurre en cuanto al número. Por ejemplo, el vocablo ’elohim = Dios, tiene forma plural y sin embargo se suele traducir por el singular «Dios».
4. La estructura del verbo hebreo es sustancialmente diferente del español. Sólo hay una forma de pasado, y el presente tiene la misma forma que el futuro. Existe en hebreo infinitivo, imperativo y participio con funciones comparables a las de la lengua española.
5. La traducción interlineal exige que para cada vocablo de la lengua original se seleccione un vocablo, y sólo uno, de la lengua de destino. Ello limita al traductor al tener que hacer uso de una sola acepción, sin posibilidad de matizaciones.
6. Las preposiciones hebreas son muy polivalentes y ello significa que el traductor se encuentra con un amplio abanico de preposiciones españolas para emplear en cada caso, con lo que el criterio del traductor tiene que resolver el dilema.
7. La traducción interlineal constituye la forma de traducción más cercana al original, pero no puede sustituir a la lectura directa del texto hebreo. El lector debe procurar no sacar conclusiones precipitadas. Como se podrá comprobar, la concisión de la lengua hebrea, sus figuras retóricas y sus muy abundantes elipsis, no contribuyen precisamente a «aclarar» el sentido. De hecho, en muchas ocasiones hay que hacer un gran esfuerzo deductivo para establecer el significado de una frase.
8. El vocabulario empleado por los profetas tiene sus peculiaridades, como es de esperar en autores que vivieron en circunstancias muy diferentes, e incluso en países diferentes. Hay que recordar que los escritos de los Profetas abarcan desde tiempos muy anteriores al exilio en Babilonia, hasta bien entrada la época postexílica. Ello afecta al lenguaje, hasta el punto de que incluso tenemos una larga sección de Daniel escrita, no en hebreo, sino en arameo (Dn. 2:4 a 7:28), así como también una breve sección en Jeremías (10:11).
9. La lengua hebrea bíblica no tenía signos numéricos. Los numerales se indican con palabras completas. Posteriormente, en época rabínica, las letras del alfabeto hebreo recibieron un valor numérico convencional. Es, pues, más que dudoso que se pueda hallar un mensaje cifrado en las palabras de los profetas o en cualquier otro libro de la Biblia.
10. El texto original hebreo no estaba dividido en capítulos y versículos como están nuestras Biblias actuales.La división en capítulos data del siglo XIII, y los versículos fueron introducidos en el siglo XVI. No obstante, los hemos mantenido para facilitar la consulta y búsqueda de un pasaje concreto.
ISBN | 9788476459515 |
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Autor | Lacueva Lafarga, Francisco |
Encuadernación | Tapa dura |
Publicacion | 1997 |
Idioma | es |
Páginas | 886 |
Medidas | 15.7 x 21.5 cm |