04. Jesús bajo sospecha: Una respuesta a los ataques contra el Jesús histórico

Jesús sigue bajo sospecha. Aunque como figura histórica vivió hace dos mil años, el debate sobre su existencia, vida y obra, sigue abierto. Continúa siendo motivo y objeto tanto de devoción como de controversia: igual o más de lo que lo fue cuando predicaba en las tierras de Israel. Entrado el siglo XXI, millones le aclaman como su Salvador, tal como lo hacían sus seguidores en el siglo primero. Pero muchos otros le siguen rechazando considerandole un peligro para para el progreso y la estabilidad social, exactamente igual que los líderes religiosos y políticos de Israel y Roma en el siglo I. No obstante, en la época actual, los enemigos de Jesús son distintos y mucho más sutiles. Se centran en tratar de demostrar que Jesús nunca dijo la mayoría de las palabras que la Biblia le atribuye, y tampoco hizo las cosas que la Biblia recoge en sus crónicas.

Y uno de los grupos en la vanguardia de esta lucha contra el Jesús de los evangelios, se hace llamar, ni más ni menos, que: «El Seminario de Jesús». Fue creado en 1985, para, segun ellos, «poner al día los últimos doscientos años de investigación y debate en torno a un tema de interés público: la realidad de Jesús, y dejar a la sociedad como legado sus conclusiones». Su propósito fundacional y objetivo académico es: «analizar en juicio de los expertos la autenticidad histórica de Jesús; examinar científicamente todo lo que según el Nuevo Testamento y otros documentos cristianos fueron sus palabras y hechos, y ver qué hay en ello de cierto y qué no».

¿Y qué afirman los eruditos de «El Seminario de Jesús»? En general, concluyen que Jesús de Nazaret fue alguien muy distinto al personaje mítico en el que ha creído la Iglesia a lo largo de veinte siglos. Y por tanto, dictaminan que ninguna persona culta e inteligente, aunque sea religiosa, puede ni debe hoy en día aceptar de manera simplista, sin más cuestionamientos ni análisis científico, lo que la Biblia dice acerca de los hechos y afirmaciones de Jesús, como tampoco lo que la Iglesia primitiva enseñaba sobre él. Incluso desde la perspectiva de la fe y de nuestra búsqueda espiritual, si pretendemos ser personas equilibradas y socialmente aceptables, no podemos seguir creyendo que la cantidad de absurdos sobre los hechos de Jesús que aparecen en la Biblia ocurrieron realmented, y menos aún que tengan relevancia para el mundo actual. Debemos olvidarnos de todos los mitos que se han creado alrededor de su persona –incluido todo cuanto la Iglesia enseña– pues únicamente de este modo alcanzaremos a descubrir el verdadero Jesús histórico, el Jesús humano, y escuchar su verdadero mensaje. Si de veras estamos interesados en saber quién fue realmente aquel personaje histórico que deambuló por los caminos de Israel en el siglo I, y comprender cual es la relevancia que pueda tener su mensaje para el mundo actual, suponiendo que tenga alguna, debemos bajarlo de ese pedestal donde lo situó la Iglesia primitiva y verlo como realmente es: un ser humano. Pues el Jesús de Nazaret que encontramos en las páginas de la Biblia, es un personaje ficticio creado por la Iglesia primitiva, y lo que nos corresponde es olvidarnos de todos esos mitos y leyendas y esforzarnos en descubrir quién fue realmente, pues sólo así sabremos si tiene o no algún elemento importante a tener en cuenta en el siglo XXI.

Pero detrás de ese aparente propósito académico se esconde otro objetivo más sutil: influir en la sociedad debilitando la fe de los creyentes. Es nuestra obligación como cristianos del siglo xxi, –dicen– considerar seriamente si en nuestra era científica hay cabida para el Jesús del Nuevo Testamento, para la cosmovisión bíblica, y para una fe razonable en todo ello. La verificación histórica nos obliga a clasificar aquello que supuestamente creemos en hechos en objetivos y ficticios. Del mismo modo que en siglos pasados los descubrimientos de la Medicina, la Astronomía, la Agricultura y la Física, derribaron las viejas supersticiones y mitos, es normal que la aplicación de los métodos científicos a la investigación de la persona de Jesús de Nazaret, acabe tambien con todas las falacias y creencias religiosas arcaicas. El Cristo de los credos de la Edad Media ya no sirve para los que hemos sido testigos de la revolución científica. Según palabras de Robert Funk, cofundador de «El Seminario de Jesús»: «Queremos liberar a Jesús y convertirlo en un personaje real, porque el Jesús que la mayoría de la gente conoce es un mito. Y lo que es peor, no les importa que lo sea, no les interesa saber quién fue realmente. Les basta con un Jesús al que poder adorar, un Jesús cúltico. Nuestra misión es liberar al verdadero Jesús, y con ello, liberar a los creyentes de la tiranía teológica y de la era de oscurantismo en la que nos han obligado a vivir».

Sin embargo, estas afirmaciones y conclusiones críticas no son nada nuevo. Son las mismas que las planteadas por la investigación crítica/liberal desde que en la llamada Ilustración aparecieran las nuevas aproximaciones al estudio de la persona de Jesús. Han sido extensamente debatidas y rebatidas, por lo que estan ya desfasadas y desacreditadas. Y el propósito de este libro es probarlo, desmontar las falacias de «El Seminario de Jesús» demostrando con argumentos académicos y fehacientes, que el Jesús de los evangelios fue un personaje real.